sábado 27 abril, 2024
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COLUMNA INVITADA

«Georgina Juárez Lledias» Mobbing: la nueva epidemia laboral

En este mundo altamente competitivo, donde el trabajo no sólo escasea, sino que se ha convertido en una especie de “bienestar” que sólo algunos pueden obtener, como consecuencia han surgido dentro de las empresas y las instituciones gubernamentales, prácticas de acoso laboral que tienen como finalidad aislar y eventualmente obligar a una persona determinada a abandonar su empleo.

Este ataque reiterado fue detectado por Heinz Leymann en la década de los 90s y bautizado como “mobbing”, quien lo definió como una “comunicación hostil dirigida de manera sistemática por uno o varios sujetos hacia otro individuo”, estas acciones se presentan de manera constante, a veces diaria, por un periodo mayor a 6 meses.

El abuso que sufre la persona consiste en aislamiento principalmente, rumores, ataques a la vida privada, críticas, monitoreo excesivo de su desempeño, eliminación de responsabilidades, agresión verbal, amenazas y en ocasiones violencia física y/o sexual. Una característica que distingue estas conductas es la intención deliberada de causar daño en la víctima y precipitar su salida del lugar de trabajo.

Rebeca Del Pino Peña, Doctora en Ciencias de la Administración realizó un estudio en 2007 para la división de posgrado de la UNAM titulado “Aproximación al mobbing en las empresas mexicanas: violencia y acoso psicológico en el trabajo en personal estratégico de alto valor organizacional” ahí refiere que hay 2 grupos susceptibles a estas prácticas, “el primero se caracteriza por su desempeño sobresaliente, niveles altos de competitividad laboral, liderazgo, potencial productivo, así como por sus valiosas aportaciones y/o propuestas innovadoras de mejora para las compañías. Los segundos son aquellos que tradicionalmente han sido discriminados en las empresas, por pertenecer a sectores minoritarios en la organización (tal es el caso de las mujeres, personas con discapacidad y ciertos grupos raciales o religiosos)”. Los resultados de este estudio también arrojan que al interior de las empresas mexicanas existe “una cultura de violencia psicológica laboral”; por su parte, la Organización Mundial de la Salud, señala que “la conducta repetitiva de agresiones como el acoso moral, es considerada como una forma de violencia laboral extrema por su efecto acumulativo en los trabajadores”.

Especialistas como Harting K y Frosch  llegaron de manera empírica a los mismos resultados (Síndrome de mobbing en el lugar de trabajo: El riesgo ocupacional invisible y silencioso, julio 2006) señalando que las víctimas de estos abusos son paradójicamente quienes presentan un buen desempeño laboral, compromiso hacia su trabajo, valores éticos y capacidad de resolver conflictos, lo que resulta altamente amenazante para sus compañeros de trabajo, así pues, a la persona se le somete a este acoso para que pierda progresivamente la autoconfianza y decida irse. El mobbing se presenta en todas las empresas, pero tiene una mayor incidencia dentro de organismos gubernamentales como servicios públicos, salud, educación y fuerza pública (en todos estos entornos hay prácticas de segregación de género)

Ahora bien, el mobbing también tiene un costo no sólo en la salud de los trabajadores, sino para las empresas que puede ser traducido en pérdidas, se calcula que en Europa el déficit por ausentismo, incapacidad por enfermedad y baja de productividad oscila entre el  0.5% y el 3.5% del Producto Interno Bruto (PIB).

En nuestro país también se puede cuantificar el daño y resulta que la situación para las mujeres es particularmente hostil, pues según el Banco de Indicadores 2017 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) durante el año pasado 643,420 mujeres presentaron una doble vulneración, tanto  por el factor edad, como por estar unidas legalmente, pues es claro que las mujeres casadas son más susceptibles al acoso laboral, también vale la pena resaltar que el rango de edad en donde más se presenta estas conductas es en las trabajadoras que tienen entre 35 y 44 años.

Como todas las formas de abuso sistemático el mobbing comienza de forma “sutil”, pasa desapercibido, pero con consecuencias muy graves para la persona que lo sufre. Aquí el papel de la empresa o institución es fundamental para que estas prácticas sean efectivas, está demostrado que por lo general los altos directivos solapan a los acosadores para que el escándalo no dañe la imagen de la compañía, por su parte, los sindicatos son sordos a los reclamos de los afectados, y a esto podemos sumar el efecto de las nuevas tecnologías que facilitan el acoso y la segmentación de la víctima.

 


Georgina Juárez Lledias. Colaboró en el suplemento cultural “El Búho”, publicado en el diario Excélsior y dirigido por René Avilés Fabila. Además, habitual colaboradora de suplementos culturales en Milenio Diario. Autora del libro digital “Alerta Femenina”, encaminado a difundir los derechos de las mujeres ante las distintas formas de violencia.

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