Redacción / Lana Lokteff, la llamada “abeja reina” de las mujeres de extrema derecha en Estados Unidos, es de las pocas de ése país que muestran sin reservas su apoyo a las ideologías supremacistas.
“No tengo miedo de hablar, ni tengo miedo de usar mi verdadero nombre y por lo tanto mucha gente se está fijando en mí”, declaró en entrevista para el diario BBC Mundo.
Lokteff es miembro de la Alt-right, el movimiento que se opone a la inmigración y el multiculturalismo, que apoya la supremacía blanca y restricción de ingresar al EU a musulmanes, y que cobró visibilidad al apoyar la campaña de Donald Trump a la presidencia.
“Queremos tener países blancos para gente blanca, en los que nosotros los blancos seamos la mayoría, apoyamos los valores tradicionales y estamos en contra de la globalización, en contra de las fronteras abiertas y de los valores liberales”, mencionó la integrante de Alt-right.
Para propagar sus ideas nacionalistas, Lana presenta un programa de radio en una de las estaciones de Red Ice, un conglomerado de medios de comunicación que dirige su esposo, el sueco Henrik Palmgren.
Ciertamente Lokteff es una figura inusual: las mujeres de los movimientos nacionalistas en Estados Unidos tienden a pasar desapercibidas o son totalmente desestimadas y sus discursos ocurren principalmente en las redes sociales y de forma anónima.
“Muchas mujeres sólo quieren tener una vida plácida y no quieren sentirse excluidas por sus puntos de vista. Yo no soy así”, señaló Lokteff en entrevista al medio estadunidense.
Lokteff afirma que cada vez más mujeres apoyan sus ideas, pero no son visibles porque “operan tras bambalinas”, para ella, esa “pasividad” se debe a que la política siempre ha sido el dominio de los hombres”.
“No olvidemos que Trump ganó la presidencia gracias al voto de las mujeres blancas nacionalistas”, indicó la supremacista.
Para Richard Spencer, uno de los líderes del Alt-right indicó que no debe aceptarse a las mujeres involucrarse en puestos del gobierno: “no debe permitirse a las mujeres participar en asuntos de política exterior” porque “su ansia de venganza no tiene límites”, así lo escribió en su cuenta de Twitter en el 2008.
Pero hay otro problema. Igual que muchos otros movimientos de extrema derecha en Estados Unidos, el Alt-right está arraigado tanto en las ideas de la superioridad blanca como de la superioridad masculina.
Y las mujeres, tanto las de raza blanca que simpatizan con la ideología como las mujeres en general, suelen ser blanco de ataques misóginos y son consideradas seres inferiores y “una amenaza al poder de los hombres”.
Y Andrew Anglin, fundador del sitio web supremacista Daily Stormer, declaró en una ocasión que los úteros de las mujeres blancas “nos pertenecen a los hombres de la sociedad”.
Por otro lado, la misma Lokteff asegura que:
“Las mujeres modernas son muy infelices debido al feminismo y a la igualdad que han alcanzado en ciertos aspectos con los hombres”.
“Lo que ha ocurrido es que con el llamado feminismo y la llamada liberación lo que se ha logrado es que las mujeres tengan que trabajar y perseguir carreras. Llegan a los 40 años y se dan cuenta de ‘¡qué horror! no tengo una familia, no tengo hijos, no tengo un hombre y me siento muy muy sola “, afirmó la supremacista.
Además, agregó en sus declaraciones que “las mujeres realmente solo queremos tres cosas: ser bellas, atraer a un hombre exitoso que nos proteja y tener una familia”. Éstos son los valores que están atrayendo a muchas mujeres al movimiento nacionalista blanco.
Por lo difuso del movimiento, es difícil saber cuántos miembros tiene el Alt-right y cuántos de ellos son mujeres, pero tal como señalan los expertos, es un hecho que la supremacía blanca en Estados Unidos está en aumento y las mujeres están jugando un papel clave en la organización.
