Para cerrar la brecha de género, el mundo requerirá… 100 años.
Son datos del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) que reflejan el enorme reto que hay en la materia. Un reto que el planeta parece no tomar muy en serio pues en 2016 se estimaba que el tiempo requerido era de 83 años.
Eso significa que la eliminación de las disparidades generales entre mujeres y hombres se logrará en 2117. Y que las brechas más grandes se erradicarán hasta dentro de 217 años.
México no es ajeno a este fenómeno. En 2017, la brecha de género se amplió a su peor nivel en cuatro años. En el conteo global, retrocedió 15 puestos para ubicarse en el lugar 81 de 144. El año pasado ocupó el número 66
Para elaborar el Reporte Global de Brechas de Género, el WEF mide cuatro aspectos: participación y oportunidades económicas; acceso a la educación; salud y supervivencia, y empoderamiento político.
Comparado con 2016, nuestra sociedad registró retrocesos en tres de esos cuatro indicadores. Sus niveles de participación y oportunidades económicas cayeron de 54 a 51 por ciento; en el índice de salud y supervivencia retrocedió a 98 a 97.7 por ciento, y en el de empoderamiento político disminuyó de 28.1 a 27.6 por ciento. El acceso a la educación fue el único ramo en el que se mantuvo sin cambios en 99.6 por ciento.
Así, mientras una mujer mexicana gana 11 mil 861 dólares anuales, un hombre recibe 23 mil 913 dólares cada año por el mismo trabajo.
Fue en 2006 cuando el WEF publicó por primera vez ese reporte. Y “desde hace 11 años (México) ha cerrado menos de 6 por ciento su brecha total de género”. Incluso, países como Israel o Venezuela se encuentran por arriba de nosotros.
Para poner en perspectiva estos datos, el informe señala que 27 naciones han cerrado sus disparidades en el área educativa, y 34 lo han hecho en el aspecto de salud. En el rubro de participación económica, no hay un solo país que haya cerrado la brecha, aunque 13 han avanzado más de 80 por ciento.
Los países que más avances han tenido en sus esfuerzos por alcanzar un “piso parejo” a mujeres y hombres, son: Islandia (87.8%); Noruega (83%); Finlandia (82.3%); Ruanda (82.2%); Suecia (81.6%); Nicaragua (81.4%); Eslovenia (80.5%); Irlanda (79.4%); Nueva Zelandia (79.1%), y Filipinas (79%). En el extremo opuesto se encuentran Yemen, Pakistán y Siria.
A nivel regional, México ocupa el quinto lugar de los países con la peor brecha de género en América Latina. Las naciones que han combatido más eficazmente la desigualdad entre mujeres y hombres son Nicaragua, Bolivia, Barbados, Cuba y Bahamas. Los últimos lugares regionales los encabezan Suriname, Brasil, Paraguay y Guatemala.
¿Qué hacer para disminuir esa brecha de género? Hace algunas semanas, el empresario Carlos Slim, uno de los hombres más ricos del mundo, propuso otorgar un salario directo a las amas de casa. Lo sugirió como una forma de evitar que los programas sociales de las que son beneficiaras sean usados con fines de clientelismo político.
“Un plan en que se le de al ama de casa ciertas condiciones económicas y sociales, un salario y que ella decida qué hacer con ese ingreso, sería más barato que los programas sociales”, afirmó el hombre de negocios, durante la Cumbre de Negocios efectuada en San Luis Potosí.
El Gobierno Federal otorga subsidios a la población en pobreza como parte del programa de inclusión social Prospera, que contempla pagos de 950 pesos bimestrales, con la condición de que las amas de casa envíen a sus hijos a la escuela y los vacunen.
Para Carlos Slim, es mejor sustituir esos apoyos por un salario a las amas de casa que sería “una especie de seguro de desempleo pero para personas que muchas veces nunca se han empleado”.
La idea es debatible. Por ejemplo, ¿quién pagaría ese salario: el hombre que hace las veces de jefe de familia o el Estado? Como sea, este informe del WEF y esta propuesta del dueño de Grupo Carso son buenas excusas para abrir el debate.
Lo peor que podemos hacer es tener ese diagnóstico y esperar un siglo para que esa brecha de género se elimine por sí sola. Y ojo: la población mexicana ya está compuesta en un 51.4 por ciento por mujeres, así que no hacer nada para mejorar nuestra condición es resignarnos a ser una sociedad mayoritariamente desigual y condenada al fracaso.
