sábado 11 mayo, 2024
Mujer es Más –
SOCIEDAD GENOVEVA FLORES

«POTENCIAL»: Reveses a la revolución de las mujeres

El camino recorrido desde noviembre de 1893 cuando las neozelandesas votaron sin restricciones y hasta ahora, es largo y pedregoso, y en México la foto del recuerdo del constituyente de la ciudad de México, así como el caso de Irma Aguilar, alcaldesa de San Pedro Atoyac, en Oaxaca, son indicios de los reveses a la revolución de las mujeres en nuestro país.

Hace unos 20 años, la feminista Sara Lovera me contaba cómo había visto a los varones esperar afuera de las maquiladoras de la frontera a las obreras los sábados por la noche. Desempleados como eran –las maquiladoras los hacían a un lado–, tenían que esperar que ellas cobraran su sueldo para ir a divertirse a sus expensas. Poco tiempo después, el horror de los feminicidios de Ciudad Juárez y la multiplicación de los cadáveres en los despoblados le dieron la razón a la feminista: no eran en absoluto felices y aunque bailaran con ellas, también desquitaban su rabia asesinándolas. La impronta del machismo dejaba su huella de sangre. 

También hablamos de que se esperaba una ola mayor de violencia como resultado de los avances que se tenían a fin de siglo, y la estamos viendo: el discurso profundamente sexista de Donald Trump ha dado el banderazo de salida a los políticos de ultraderecha del mundo como el anciano diputado polaco Janusz Korwin-Mikke, quien en un decadente discurso, se atrevió a sugerir que estaba bien que las mujeres tuviéramos un menor salario. Ni en 100 años estará bien; pero sus bizarras palabras son un indicio de lo que ha generado la vociferación del presidente norteamericano.

Los millones de estadounidenses hombres y mujeres a quienes llenó el discurso de Trump son también una evidencia de los pasos para atrás que se van dando. En nuestro país, el nuevo video viral muestra a un “profesor” de la Universidad de Guadalajara, Ramón Urrea Bernal, con un vulgar discurso machista y violento, nos indica que esa corriente está por todas partes, que en el espacio público se ha perdido el rumbo de la civilidad y la vergüenza, que muchos se sienten autorizados a decir en público lo que  antes se resguardaba o recluía en borracheras privadas.

En el siglo XX comenzamos a cambiar nuestro rol social, lo llamaron la revolución silenciosa. Entramo al espacio público, a la ciencia, a la literatura y a todo aquel rincón apetecible; pero Lovera tenía razón: lo que estamos viviendo es un movimiento contrario a nuestro avance, los indicios nos dicen que los pasos no han sido del todo firmes, que la legislación puede volverse papel mojado si dejamos que avancen las ideologías de derecha, sus acciones, los chistes sexistas, las canciones…

Además del paro, de las manifestaciones y de compartir en redes sociales mensajes que clarifican nuestra posición respecto a esos discursos, es necesario volver a lo que tuvimos en los años 70: un movimiento amplio y articulado de mujeres, para ir por más y así contestar a los discursos y las corrientes contrarrevolucionarias. Llegamos hasta aquí con un alto costo, es necesario defender lo logrado.

Genoveva Flores. Periodista y catedrática del Tec de Monterrey. 

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