El muro, una decisión que duele a los mexicanos.
Lo inesperado llegó. El día de ayer el presidente estadounidense Donald Trump firmó la acción ejecutiva que dará pauta para la construcción de un muro a lo largo y ancho de la frontera con México. Si bien es cierto que ya existe en algunas partes de la frontera, esta decisión duele y mucho a todos los mexicanos.
De un plumazo Trump lanzó por la borda las escasas esperanzas de algunos mexicanos que se consolaban con la idea de “una cosa es prometer y otra gobernar”. Trump va en serio. De nada sirvió la presencia de los secretarios de Relaciones Exteriores y de Economía en Washington. El mensaje es claro. Este es el primer paso hacia una polarización de la relación bilateral. La noticia ya ha tenido efectos. El presidente Enrique Peña canceló su viaje a la República Dominicana, donde participaría en la Cumbre de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Dicha cumbre pudo haber sido el inicio de la estrategia diplomática global mexicana para contestar a los agravios recibidos; sin embargo, la gravedad del asunto obligó a nuestro gobierno a dejar para otro momento la oportunidad.
¿Qué sigue? ¿La cancelación de la visita del Presidente Peña a Estados Unidos programada para el 31 de enero? ¿Abandonar el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN) antes de entrar en la mesa de negociación y recibir más grosería? ¿Continuar con la política de no pasa nada; es decir, de inacción? No creo que esto ayude mucho.
Pienso que deberíamos estar preparando la estrategia internacional para sumar aliados en esto. Asia, América Latina y el Caribe tendrían que estar en primera fila. Es por ello que el gobierno mexicano debe de tener una poderosa razón para haber cancelado la participación en la CELAC y no haber viajado a China en este contexto. Quizá saben algo que el pueblo mexicano no. Si es así, ¿por qué no iniciar una campaña nacional de defensa de los intereses nacionales? Llamar a la unidad no basta. ¿Qué acciones específicas se deberían seguir? Hay opciones, las que son de corte político, como la modificación del discurso de respuesta a Trump. Un ejemplo es que México construirá su propio muro: un muro de dignidad y autodeterminación. Una gira con socios potenciales no sería una mala idea. China recibiría con los brazos abiertos a la delegación mexicana.
Las de corte económico tendrían que complementar las primeras. La creación de brigadas comerciales internacionales para incrementar la presencia de México en el mundo, es algo inaplazable. Se tendría que estar planeando la creación de un fondo especial para apoyar a los gestores comerciales internacionales que buscarían promover los negocios en el mundo a través de una estrategia encaminada a la oferta y demanda exportable. ProMéxico sería el operador de ello. No hay que esperar a algo que todos sabemos que sucederá. EL TLCAN ha quedado en el pasado. Es hora de reinventarnos y, como dice un sabio refrán mexicano: al mal tiempo, darle prisa. ¿Qué esperamos?
Doctor Adolfo Laborde, Analista Internacional.