Por. Andrea Ramírez Valdés
IG: @masha_y_sus_libros
¿Por qué corremos todo el tiempo? La velocidad es una constante en nuestras vidas. Pareciera que nunca vamos lo suficientemente rápido ante las cosas que hay que resolver, atender o alcanzar. Cuando menos nos percatamos, ya nos encontramos celebrando la llegada de un año nuevo, y estableciendo las metas a alcanzar en su transcurso…si es que nos da el tiempo.
Dentro de esta inercia, se dan grandes cambios que van reconfigurando la realidad, siendo la ciencia y tecnología los que avanzan a pasos acelerados. Ya no es posible frenarlos, por lo que sólo nos queda tratar de seguirles el paso, buscando optimizar una productividad tóxica, que nos despoja del presente. Y, aun así, quedamos rezagados ante la insistencia de ganar una carrera que nunca termina.
No todo en la vida tiene que ser apresurado. Hay cosas que ameritan su tiempo, y momentos que merecen su debida contemplación. Para ello se requiere frenar en seco, poner pausa al flujo de nuestros pensamientos y anclarse al presente. Sólo hace falta ponerlo en práctica, y concientizar nuestros alrededores, nuestras experiencias. Si existe una escritora que logra plasmar todo lo anterior es Cheon Seon-ran.
En su novela A thousand blues, la autora nos habla de nuestra relación con los demás, en un mundo que va cada día más rápido. Argumenta varias de las realidades que nos son cotidianas, pero que, ante un ritmo de vida acelerado, pasamos por desapercibidas: las problemáticas de las personas con discapacidad, los derechos de los animales y los impactos de la inteligencia artificial en las relaciones humanas.
Sin embargo, su enfoque está precisamente en el tiempo: ¿por qué todo va tan rápido? Al darse cuenta de la velocidad que permea su día a día, Seon-ran se dio una pausa para jugar con la idea, y escribir una novela que nos sirva de recuerdo sobre la importancia de desacelerar, darnos el tiempo para ir más lento. ¿De qué va el libro? Te cuento.
La historia se desarrolla en el año 2035, narrando la vida de Bogyeong, y sus dos hijas, Yeonjae y Eunhye, las cuales viven cerca de un hipódromo. Cuando se enteran de que su yegua de carreras favorita, Today, será sacrificada, las hermanas idean un plan para rescatarla. Su objetivo: entrenarla para correr la carrera más lenta de su vida.
En la novela, la autora muestra la condición humana a través de la perspectiva de Coli, el jockey que solía correr con Today…y que es un robot. Porque cabe destacar que en el futuro que presenta Seon-ran, los robots son parte fundamental de la sociedad. Los emplean para trabajos de servicios, resguardo del orden público y, por qué no, jinetes de caballos aerodinámicos, que les permiten correr a velocidad luz.
Integrar a los robots en las actividades cotidianas optimiza el trabajo. Resulta más práctico contar con agentes que son rápidos y eficientes en sus tareas, a la vez que siguen las reglas al pie de la letra. Sin embargo, ¿qué pasa cuando se rompe el algoritmo? Cuando las normas ya no son las únicas que dictan cómo actuar dentro de la maquinaria social.
Esto es lo que distingue a Coli del resto de los robots, ya que cuenta con una capacidad para cuestionar y admirar el mundo que lo rodea. Parece tener algo que se asemeja a una conciencia, permitiéndole aproximarse a las vivencias humanas y experimentarlas. Su enorme curiosidad es lo que le permite descifrar algunos de los aspectos del ser y el tiempo.
Coli se percata de que cada persona percibe el pasar del tiempo de manera distinta, a pesar de compartir el mismo espacio; que recuerdan cosas diferentes, a pesar de haber visto lo mismo; y que gastan más energía ocultando sus emociones que dialogando con ellas. Nos describe como seres complejos, a los que les es más fácil complicarlo todo.
Pero también se percata de que es posible comprender lo que otros sienten sin necesidad de preguntarles, alineando las experiencias temporales que se encontraban separadas. Cuando somos capaces de empatizar con los demás, nuestras líneas del tiempo convergen, permitiéndonos entendernos unos a otros.
Bogyeong es otro personaje clave en la reflexión en torno al tiempo. Tras la pérdida de su esposo, pone en pausa su vida, lo que paradójicamente la convierte en un autómata. Al estar en piloto automático, siempre está en constante búsqueda de mantener su mente ocupada. Coli será quien le haga ver el costo de evadir su realidad.
¿Quién no se ha sentido perdido en un sin fin de tareas? Como si la única manera de anclarse a la vida fuera a través de la productividad. Y cuando esta cesa, el sentimiento de carecer de actividades nos tortura. Es como si la única manera de validarnos fuera a través del trabajo. Lo cual es una mentira absoluta.
Es bueno tener un ritmo que marque nuestra vida diaria. Lo peligroso es cuando dejamos que el ritmo sea el que marque nuestras vidas, y no al revés. Darnos espacios para pausar son necesarios para concientizar el presente. De este modo, evitamos caer en escenarios inexistentes que lo único que aportan es ansiedad y estrés.
La novela nos invita a reflexionar en torno a la velocidad en la que vivimos, a través de personajes que te aterrizan al presente, mediante sus valiosas reflexiones en torno al tiempo. Además de los diversos temas que aborda, será inevitable pasar lentamente cada página, aplazando su final.
Te invito a que dejes de lado la noción del tiempo, y te sumerjas en esta novela para calmar las prisas y disfrutar del momento. A fin de cuentas ¿qué son unos minutos de lectura al día?