Por. Saraí Aguilar
X: @saraiarriozola
El acoso es una constante cuando se es mujer y se vive en México. No respeta edades ni estratos sociales ni jerarquías. Esto lo sabemos todas, pues desde niñas hemos sido expuestas en las calles, escuelas e incluso en los entornos seguros.
Y por si no quedaba lo suficientemente claro, esto quedó demostrado con el acoso que sufrió la presidenta Claudia Sheinbaum mientras caminaba en un recorrido no programado por las calles del centro de la Ciudad de México.
En el video difundido una y otra vez en redes sociales muestra cómo un hombre se aproxima a la mandataria y tiene contacto físico con ella sin su consentimiento.
La presidenta reaccionó como lo hemos hecho muchas de nosotras a lo largo de la vida: es decir, sin reacción. Pues solo aquellas personas que lo hemos vivido sabemos que la reacción dista mucho de la que hemos imaginado que tendríamos que hacer al ser vulneradas en nuestro propio cuerpo en espacios públicos.
No obstante, la presidenta trató de mostrar empatía con las mujeres que hemos ido acosadas a lo largo de nuestra vida, y quiso aprovechar la situación para promover la denuncia, como al final lo hizo ella misma.
Sin embargo, comprenderá la presidenta que, si bien todas hemos sufrido acoso, eso no la pone en el mismo nivel que todas las mujeres que día a día vivimos con esa realidad en el país.
Es imposible no pensar en las miles de denuncias de acoso, hostigamiento y violencia sexual que se apilan en fiscalías y oficinas y quedan trabadas en la burocracia administrativa, sin ser nunca investigadas y mucho menos sancionadas. Ella definitivamente no tuvo que sufrir la revictimización y el hostigamiento de autoridades que cuestionan a la víctima para cerciorarse que ella no haya sido la culpable de la agresión que sufrió. Dudo mucho que la presidenta haya sido cuestionada sobre si fue la víctima perfecta y no provocó o propició en alguna manera la agresión que sufrió.
Durante un año, el equipo de periodistas de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) se dedicó a obtener y analizar las cifras de delitos sexuales registrados en todo el país y encontró que en una década se denunciaron cerca de 330 mil delitos sexuales en México, un promedio de 33 mil al año.
Si esta cifra se divide por día, significa que en todo el país diariamente se denuncian 90 casos de violencia sexual. En el análisis de los datos recopilados, MCCI encontró que el 91% de los casos denunciados quedan en total impunidad. Los agresores sexuales nunca son detenidos o bien son liberados o absueltos.
No obstante, el día de hoy amanecimos con la noticia que el agresor de la presidenta estaba ya en proceso penal. Da gusto que al menos una mujer entre millones sí alcance la justicia que todas las demás no tenemos.
Definitivamente no llegamos todas. Llegó Claudia, pero no nosotras.