ENTRE LÍNEAS Y LETRAS: ¡El proceso de la vida! - Mujer es Más -

ENTRE LÍNEAS Y LETRAS: ¡El proceso de la vida!

Foto. Héctor Ruiz Reyes

  • La Muy Catastrófica Visita al Zoo. Joël Dicker. Edit. Alfagüara.

Por. Alicia Reyes Amador

Dicker ha escrito varias novelas, todas ellas de tramas extrañas, interesantes y complejas, llamativas para personas que gustan de este tipo de historias. Ahora nos envía una novela que tiene las mismas características, pero para que la puedan gustar los pequeños lectores, es decir, interesa a los adultos, pero para los chicos será una lectura que sentirán suya, porque se verán expresados en muchas de las escenas contadas por el autor.

Cada capítulo, hábilmente desarrollado y engarzado con los que le enmarcan, establece al mismo tiempo sus límites como una parte importante de la historia que muy creativamente empieza en el momento de su desenlace. Así conocemos a Joséphine, la pequeña protagonista principal, quien junto con su grupo de compis (como ella les llama), todos ellos “especiales”, van generando una historia llena de imprevistos que nos conducen a un final inolvidable, tanto para ellos como para nosotros. Es la aventura que Joséphine recuerda siendo mayor y que nos hace llegar como parte de una promesa que se hizo de niña para no olvidar algo importante y significativo que no se entendió bien a bien hasta que ella decidió esclarecer los hechos. Lo que debemos agradecer quienes ahora podemos leer la historia

Joséphine, personaje principal, narrador omnipresente, tiene el don de ser capaz de contarnos lo que ella vive, lo que siente, lo que observa puntualmente de sus compañeros, de los adultos que la rodean y de otros niños con los que interactuarán ella y sus compis. Debido a la forma en que se desarrollan los hechos que protagonizan habrá momentos en los que los niños se sentirán señalados, no aceptados como son por los adultos, incluso, a ratos se ven obligados a aceptar en su núcleo a personas que no les comprenden o que ellos no perciben la necesidad de que se involucren en sus planes, etc., no obstante, nunca se verán desviados de sus objetivos y sus motivaciones.

La historia es sencilla y podría contarse sin mayores resquicios, sin embargo, para Dicker los niños son seres maravillosos que crean un mundo similar al que ellos viven, éste que resulta más complicado y extraño para los adultos, Dicker lo retrata con creatividad. Los niños establecen sus reglas y determinan sus objetivos siempre que los adultos no intervengan , aunque cuando éstos lo hacen, son ubicados rápidamente en el lugar que les corresponde, para que las cosas sigan funcionando adecuadamente.

Resulta regocijante la interpretación que los pequeños elaboran de los comportamientos de los adultos. Son niños “especiales” capaces de percibir y mostrar con toda claridad que muchas veces los adultos creen que por sostener un discurso aparentemente lógico, sus comportamientos serán aceptados sin condición alguna o que por detentar una función aceptada socialmente, adquirieron, al ser elegidos, la capacidad para desempeñar ésta profesionalmente.

Así, con una constante búsqueda del culpable que dañó su escuela, van de aventura tras aventura, de un aprendizaje tras otro. Aprenden algunos de los elementos básicos y prácticos de un proceso de investigación, entienden que el significado de una palabra , es siempre necesario para entender el texto en el que se encuentra, también que éste se puede buscar en un diccionario, inferir o hasta inventar. Aprenden a guardar secretos y a ser tolerantes y empáticos con la demás gente, nos hacen percatarnos de los significados que ellos perciben de la vida y cómo esto los llevan a reencontrar una y otra vez lo que para ellos tiene sentido.

¿Por qué es tan importante para ellos encontrar al culpable? Pues ellos han sido desalojados de su escuela, la que les proporciona un enorme sentimiento de pertenencia que no están dispuestos a perder. Además, en ese proceso se han dado a la tarea de mostrar que los adultos, a veces, no son capaces de expresar con claridad sus sentimientos, ni tampoco tienen claro cuáles son sus capacidades. Así, deben empujar textualmente a algunos de ellos para que concienticen unos y asuman los otros. Tenemos ahí la regocijante historia del Director y la Señorita Jennings que, al final, aquel la ha convertido en Mary-Jane.

La visita al zoo es la expresión de varios procesos interesantes; por ejemplo, el Director y su madre, los padres de Joséphine, el bombero y el policía, etc., todos llenos de ternura y plagados de sentimientos auténticos en los que cada personaje refiere características propias que son respetadas y aceptadas plenamente, por lo que no hay necesidad de hablar de lenguaje inclusivo o de otras modalidades actuales sobre el tema, por eso, tampoco aparecen elementos de juicio en contra de alguien o intentos por deslegitimar su postura, lo porque es distinta a la de los demás. Dicker les da a sus personajes la designación de “especiales”, pero finalmente, todos los personajes de la historia terminan siendo especiales y todos se aceptan así.

El final de la narración tiene su moraleja, creo iría así: No trates de obligar los actos de aquellos pequeños a los que has inculcado valores auténticos, ellos llegarán solos a sus metas con o sin ti. Mejor no los obstaculices.

No dejes de leerla y obsequiarla a quienes más quieras.

Related posts

ACTOS DE PODER: De la libertad de difusión de ideas y opiniones

RIZANDO EL RIZO Entre lo cursi y lo político: lo kitsch como cultura viva

COLUMNA INVITADA: El culto a la mentira