COLUMNA INVITADA: La tiranía de la positividad - Mujer es Más -

COLUMNA INVITADA: La tiranía de la positividad

Por. Andrea Ramírez Valdés

IG: @masha_y_sus_libros

¿Alguna vez has sentido que tus emociones no van acorde a lo que se espera de las normas sociales? ¿Que te dan ganas de llorar o descargar tu enojo, a pesar de que el mantra dicta que debes verle el lado positivo a las cosas, darle la vuelta a los problemas y sonreír? ¿Que todo lo que sucede es por una razón y que, más allá de enfadarte, deberías agradecer aquella experiencia como una oportunidad de aprendizaje y crecimiento?

La realidad es que vivimos en regímenes emocionales en los que se ha pretendido el predominio de las llamadas “emociones positivas”, siendo la felicidad su reina absoluta. Eva Illouz y Barbara Ehrenreich hacen una crítica a la ciencia de la felicidad y la psicología positiva como parte de la imposición emocional en la que se dicta, a través de discursos alentadores y soñadores, qué, cómo y cuánto sentir. Ambas autoras nos invitan a cuestionar la necesidad de ser felices todo el tiempo y entender desde dónde se dictan estas normas emocionales.

Y no, no están abogando por abolir la felicidad y que la vida se conforma solo del dolor, el miedo, la tristeza o la ira. Más bien, buscan desmantelar una narrativa que se ha posicionado como pseudociencia bajo la búsqueda de encajar sus hipótesis en la construcción de teorías y métodos que carecen de fundamento científico. Y no solo eso, sino que han tenido un impacto contraproducente dentro del comportamiento social, derivando en la distorsión de la realidad a través de mantras y afirmaciones que enajenan a las personas de la misma. Y no importa cuán disciplinado se sea con la repetición de mantras y afirmaciones, ya que al no materializarse los resultados de estas últimas, la burbuja de buenas intenciones no da los resultados prometidos entonces viene la etapa de frustración, desencanto y desprendimiento.

Por un lado, Eva Illouz, junto con Edgar Cabanas, expone en su libro Happycracia la manera en la que la ciencia y la industria de la felicidad dictan las normas implícitas de cómo comportarnos en orden para alcanzar “la felicidad absoluta”. Su crítica va en torno a la capitalización de la felicidad a través de discursos que venden la posibilidad de moldear tu vida a través de la exacerbación de lo que denominan “emociones positivas” y la supresión de las “emociones negativas”. Y no sólo se busca sustituir unas emociones por otras, sino que socialmente se desaprueba la expresión de aquellas emociones contrarias a la felicidad, al punto de que se vuelve un mantra de cajón aplicar “fake it till you make it”.

Por el otro, Barbara Ehrenreich abre su libro Smile or Die narrando su experiencia cuando es diagnosticada con cáncer de mama y la frustración que sintió al ser juzgada por sentirse enojada y molesta con su enfermedad. A raíz de lo anterior, decidió emprender una investigación que le llevará a entender de dónde emerge el positivismo extremo en el que radica la sociedad estadounidense y quiénes son sus principales promotores. Desde sus orígenes puritanos, hasta su impacto en el clima laboral de corporaciones y de la economía, en este libro encontrarás los puntos claves para desvelar el detrás de cámaras de una emoción altamente demandada.

Aunque las propuestas de ambas autoras pueden sonar pesimistas y que carecen de esperanza en la humanidad, pretenden todo lo contrario. Concientizar que las fórmulas sencillas a problemas complejos no solo son la solución, sino que sus implicaciones repercuten en áreas como la economía, la política, la educación, e incluso, en la salud. Abogan por la importancia de imaginar utopías que nos hagan caminar hacia futuros mejores, en torno a mejor la condición humana y las oportunidades para que cada persona se desarrolle sin preocuparse por cubrir sus necesidades básicas.

Al final del día, ¿es necesario ser feliz todo el tiempo? Sinceramente, la simple idea de intentarlo suena falsa y agotadora. Si bien, es una emoción que asociamos como gratificante y placentera, también hay instancias en las que nos es necesario llorar, gritar, despotricar. Somos seres complejos con experiencias diversas que fluctúan entre emociones diversas que nos ayudan a expresarnos y experimentar el mundo. Por supuesto que la felicidad es importante, sin embargo, ¿hasta qué punto se permitirá que su manejo en discursos sacados de proporción sean los que dicten nuestra forma de vivir?


Andrea Ramírez Valdés. Politóloga e internacionalista, con intereses afines a las neurociencias. Firme creyente que el diálogo es el primer paso en la construcción de la democracia. Amante de los libros y del diseño de stickers, logos, portadas y más.

Related posts

ACTOS DE PODER: De regulación de la competencia político-electoral

PALABRA DE ANTÍGONA: Grito y desfile feminizado

EL ARCÓN DE HIPATIA Nuevo poder judicial: mucho bastón, poca paridad