Por. Saraí Aguilar
X: @saraiarriozola
La violencia sexual no conoce de nacionalidades. Esto parece decirnos el reciente caso de Campeche donde, en grupo, tres hombres jóvenes decidieron violar tumultuariamente a la amiga de uno de ellos para después ofrecer dinero a la víctima a cambio de silencio, y al ser rechazados, darse a la fuga. Al amparo de las autoridades, según ha señalado la víctima.
No obstante, la sentencia pública quiso ensañarse con ella como si salir a la calle fuera el delito y no la violación.
Por eso, Susan quiso dejar de ser Susan “N” y dar su nombre y cara, con el valor que sus atacantes no tuvieron.
“Yo no salí sola con tres hombres desconocidos. Uno de ellos era mi amigo, lo consideraba mi amigo y confiaba en él”, dijo en un video Susan Saravia, la joven de 22 años, estudiante de la carrera de Derecho en la Universidad Autónoma de Campeche, después de hacer pública la violación que sufrió el 31 de marzo.
Sus presuntos atacantes son tres jóvenes vinculados al partido Morena, que gobierna ese estado: Ángel N, Jorge N y Yeshua N. Ya tienen orden de aprehensión. El 10 de julio el primero de ellos fue detenido, mientras que los otros dos permanecen prófugos.
Susan ha señalado irregularidades en el proceso: el que sus atacantes fuesen informados casi a la par que puso la denuncia en la Fiscalía, que les hayan dado tiempo de fugarse y todo esto presuntamente por ser ellos parte de un equipo político del partido en el poder.
Pero más allá de la grilla, estos eventos deberían de ser repulsivos en ellos mismos y no reproducirse. Los jóvenes han sido bautizados “La Manada” evocando la violación masiva en Pamplona, España, en julio de 2016, cuando Antonio Manuel Guerrero, José Ángel Prenda, Ángel Boza, Alfonso Jesús Cabezuelo y Jesús Escudero —todos entre 24 y 27 años— violaron a una mujer de 18 años y fueron bautizados de esa manera pues así se llamaba el chat grupal en el que contaban sus atrocidades. Se encuentran purgando una condena de 15 años bajo una polémica sobre el consentimiento.
En México ya se tenía el antecedente de “Los Porky”. En mayo de 2015, la familia de Daphne Fernández, una joven de 17 años residente en el Estado de Veracruz, denunció que su hija había sido violada por cuatro hombres, todos ellos hijos de influyentes empresarios veracruzanos y de un exalcalde de un municipio del estado. Hoy todos ellos están en libertad, algunos tras purgar condenas ínfimas y otros prófugos.
¿Qué resolución dará la Fiscalía de Campeche? ¿Escuchará la gobernadora el clamor de justicia? ¿La secretaria de las Mujeres que ha defendido a Layda Sansores de ataques en redes promoverá la justicia hoy para una mujer de a pie? Aquí no hay dato protegido, aquí Susan Saravia reclama justicia y también tiene su manada.
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