CUARTO PISO Crítica, enojo y control - Mujer es Más -

CUARTO PISO Crítica, enojo y control

Por. Marissa Rivera

X: @marissrivera

 

Desde hace varios años, cuestionar, criticar, señalar las omisiones, los excesos o errores del gobierno han sido peor que una afrenta.

Funcionarios, legisladores, personajes que durante décadas cuestionaron al gobierno en turno, hoy aparecen con una piel tan delgada que se irritan a la menor provocación y ejercen el poder para someter, acusar y denigrar.

La soberbia los cega y eso les provoca más hambre de control.

Lamentablemente ese orgullo excesivo permea en el gobierno y su partido.

Son incapaces de aceptar que también se equivocan, que no son perfectos, que carecen de humildad, sensibilidad y empatía.

De la autocrítica ni hablar no conocen esa palabra. Ellos se sienten infalibles.

Los debates que antes solían dar en tribuna desaparecieron. Hoy todo es adulación y defensa férrea a lo que han hecho los gobiernos de Morena.

No obstante que dominan en ambas cámaras y que simulan debates para lisonjear al expresidente y a la presidenta, se les acaba de ocurrir una idea que ellos jamás soportarían.

Como preámbulo de la cuestionadísima Ley de Telecomunicaciones, que prefirieron posponer por su tufo censurador, Morena y sus aliados aprobaron en el Senado un nuevo reglamento para la Comisión Permanente.

El presidente de la Comisión podrá reconvenir a los legisladores por sus expresiones, hasta dos veces y a la tercera les apagará el micrófono.

Un cállate con apoyo tecnológico. Un botón para silenciar voces.

Se acabó la libertad de expresión legislativa. No les importó el artículo 61 constitucional que señala que los legisladores son inviolables por las opiniones que manifiesten en el desempeño de sus cargos y jamás podrán ser reconvenidos por ellas.

La crítica los enfurece, no la soportan. Se enervan cuando les estrellan la realidad, en el rostro. La histeria destroza los debates.

Varios de ellos eran un dolor de muelas, irrespetuosos y ofensivos. Hoy son los principales censores.

Justo por ese tipo de acciones es que la Ley de Telecomunicaciones debe revisarse con lupa.

Uno de los artículos más polémicos es el 109 que pone en peligro la libertad de expresión, porque permitiría al gobierno bloquear plataformas digitales, redes sociales o bajar cualquier página de internet.

La censura en su máxima expresión.

Proponen que las autoridades competentes (ellos) puedan pedir a la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones (ellos) que cierre cualquier plataforma digital. ¿Por qué? Por incumplimiento a disposiciones u obligaciones previstas las normas. ¿Quién decidirá las normas? (ellos).

El control absoluto.

La oposición, investigadores, especialistas en el tema señalaron las trampas y las perniciosas intenciones y todo quedó en un conato (por lo pronto).

Los senadores del oficialismo tuvieron el descaro de votar a favor la iniciativa de 226 páginas con 283 artículos, 12 horas después de haber sido entregada. Ni la leyeron.

Ante tanto desaseo la iniciativa ya aprobada en comisiones fue detenida, para abrir conversatorios y lograr un mayor análisis.

Pero ya sabemos lo que ocurrirá. Esos conversatorios o parlamentos abiertos son pura simulación.

Escucharán a todos, dejarán que ejerzan su derecho de pataleo y de cualquier forma harán lo que se les indiquen de arriba.

 

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