Por. Adriana Luna
@adrianalunacruz
¿Ustedes creen que sólo existe en México, un Rancho Izaguirre? Hay más de 120 mil desaparecidos en el país, entonces obviamente debe haber más sitios similares en los que no pasa nada, o nadie sabe nada. ¡Como si se viviera una realidad alterna!
En Jalisco, ¡nadie sabía el terror que se sufría ahí! Es la versión oficial, que es tan inverosímil como que al cardenal tapatío Juan Jesús Posadas Ocampo lo mataron por confusión, o que a Luis Donaldo Colosio lo mató un asesino solitario. Aunque fuera cierto que ni la policía municipal, ni el alcalde de Teuchitlán, ni el Gabinete de Seguridad, ni el gobernador, ni las autoridades federales sabían lo que pasaba en ese lugar, entonces estaríamos hablando de un grave pecado de omisión. Y si tenían conocimiento y prefirieron cerrar los ojos, más imperdonable.
Ahora la pregunta es: ¿cuántos Teuchitlanes del terror hay no sólo en Jalisco, sino en México? En Colima se han documentado lugares parecidos, por ejemplo, el año pasado en la comunidad Agua de la Virgen. Nadie informó qué se encontró, y tampoco se permitió la entrada a colectivos con madres buscadoras.
Este fin de semana se vivieron jornadas de Luto Nacional por Teuchitlán y se oficiaron misas a favor de las personas ejecutadas ahí. Miles de personas exigieron justicia y que se conozca la verdad de lo que sucedía en ese rancho del terror. Gente oriunda de Colima, Nayarit, Zacatecas y Michoacán, por citar algunas entidades, ha llegado a Jalisco para indagar si entre los objetos encontrados hay indicios de su ser querido.
La Fiscalía General de Jalisco reconoció que se tiene una lista con más de mil 300 objetos encontrados en el Rancho Izaguirre y que pertenecían a diversas personas que estuvieron ahí, pero que hoy se desconoce su paradero. Tal vez hasta que comiencen a conocerse los resultados de las pruebas de ADN de las piezas dentales, las identificaciones o las cartas que se encontraron junto con las prendas de ropa, los 400 pares zapatos, y se dice que hasta juguetes.
Miembros de Guerreros Buscadores reconocen que otros colectivos han reconocido objetos de personas desaparecidas en otras entidades, como una madre zacatecana reconoció una Biblia. Las personas que buscan a seres queridos desaparecidos con incertidumbre, temor, zozobra y sentimientos encontrados, quieren saber si entre las pertenencias localizadas hay rastros de su familiar, pero a la par ruegan que no sea así, por las torturas y actos horrendos que se registraban ahí. Sin embargo, también exigen que las autoridades federales y estatales hagan el cotejo de información y ADN para estar seguros del mayor número de identidades confirmadas.
“Es horrible. ¡Estamos en las manos de Dios!”, expresaban algunos de sus familiares que encontraron los tenis, o el pantalón de su ser querido. Tan sólo pensar en la tortura física y emocional que habrían vivido como víctimas de los criminales en ese rancho, les arranca un dolor indescriptible. ¡Es morir en vida! Ellos dejan pruebas de ADN para que se realicen las confrontas en procesos periciales, anhelando una respuesta, pero también rogando que no corresponda a su familiar.
Los policías en distintos municipios reconocen que saben dónde se encuentran líderes de células delincuenciales de varios grupos delictivos, pero para salvaguardar su integridad prefieren hacerse de la vista de la gorda y no molestarlos porque están mejor armados que ellos y se tomaría revancha e irían por sus familiares.
Mientras algunos se centran en polémicas estériles de si llamarle o no a estos lugares, centros de exterminio como en la Alemania nazi, lo cierto es que tanto en el tiempo hitleriano como en el actual, la matazón de personas con crueldad y sin piedad alguna es una clara muestra de la maldad humana y la pérdida de toda sensibilidad.
Algunos nazis sufrieron castigos por sus actos de crueldad, pero otros de forma infame salieron ilesos, lo mismo sucederá hoy, nada cambia. Algunos funcionarios actuales intentan lavarse las manos manchadas de sangre, quizás por colusión o por omisión.
El cardenal tapatío José Francisco Robles Ortega lamenta que los buscadores indaguen solos, sin el respaldo de las autoridades. Ranchos como éste son una muestra de que se perdió el “respeto a la vida y la dignidad de las personas y su libertad”.
La incredulidad ante la impunidad con la que se comete esta atrocidad humana es sumamente dolorosa, no sólo para las víctimas y sus familiares sino para todos los mexicanos, porque de entrada se sabe que muy probablemente ni se investigará a fondo, ni se dará con los responsables directos, indirectos y omisos que siguen perpetrando actos crueles y homicidas en sabrá Dios cuántos ranchos del horror en México.