EL ARCÓN DE HIPATIA Justicia para Melanie: el clamor sigue vigente - Mujer es Más -

EL ARCÓN DE HIPATIA Justicia para Melanie: el clamor sigue vigente

Por. Saraí Aguilar

@saraiarriozola

 

El año pasado lo cerramos pidiendo justicia para Melanie, y al parecer eso no duró para los activistas de ocasión más allá de dos semanas.

Melanie Barragán, estudiante de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT) y conocida por un reciente caso de violencia de género por parte de su expareja, fue detenida a finales de diciembre en una tienda departamental del centro comercial Galerías Altama en Tampico, Tamaulipas. Fue acusada del presunto robo de prendas en el lugar.

Este incidente se viralizó rápidamente haciendo ver a la víctima ahora como victimaria, sin que se le diera el mismo relieve a su versión, en la que ella niega haber intentado robar una prenda sino que se trató de una confusión debido a que el sistema de cobros de la tienda no registró correctamente una de sus compras.

Más allá de cuál versión sea la verdadera, este hecho acaparó la atención tanto o quizá más que la brutal agresión que sufrió Melanie por parte de su expareja. Y es que cualquier excusa es buena para activar el protocolo de víctima perfecta que debemos cumplir las mujeres para ser personas con derecho a la justicia ante agresiones.

Pues ante la presunta responsabilidad de Melanie en el supuesto robo, no fueron pocos los que justificaron la agresión que casi le costó un ojo y la vida, alegando que no era “tan inocente”, o que se sentían desilusionados por haberla defendido porque luego “salían con cosas”.

Y ese parece ser el cáncer de nuestra sociedad. El no entender que el acceso a la justicia y los derechos no se pierden. Que no hay nada que beneficie más a la injusticia y a la impunidad que el creer que “el merecerse” algo es justificante de un delito.

Esa es la pesadilla que persigue a las madres buscadoras cuando claman por sus hijos. “Estaba en algo turbio”, dicen de los hombres. “Andaba de facilota”, dicen de las mujeres. Y con estas frases dictan sentencias que los condenan al olvido y a ser “merecedores” de lo que hayan sufrido.

No somos personajes de una tragedia griega para tener que llamar a compasión a los espectadores de nuestra vida. Y, sin embargo, hemos tejido nuestra propia tragedia al dejar de lado que lo primordial es el acceso a la justicia.

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