Por. Saraí Aguilar
X @saraiarriozola
Se cierra un año donde México logró tener por primera vez en la historia a la primera mujer en la Presidencia. Algo que, si bien para algunos será irrelevante, es un avance histórico en los países que conforman el T-MEC.
Cabe recordar que Estados Unidos no logró romper el techo de cristal en la Casa Blanca y no sólo ello, sino que en lugar de que una mujer lograra la presidencia, la obtuvo un hombre que representa lo más rancio de los pactos patriarcales. Y de Canadá ni hablar, pues al parecer el mayor avance en esta materia ha sido que sean dirigidos por un hombre de discurso progresista como Justin Trudeau, pero que no vacila en prestarle pleitesía a Donald Trump.
No obstante, habrá que esperar para saber si México salda su deuda histórica con las mujeres.
Y para aquellos que cuestionan cuál es esa deuda, van datos. De entrada, la violencia machista en México obliga a 24 mil mujeres y sus hijos a vivir en refugios. La Red Nacional de Refugios alertó hace unos meses que sus usuarias han aumentado un 75 por ciento en lo que va de año.
De acuerdo con el INEGI, siete de cada 10 mujeres en México han sufrido alguna clase de violencia; pues en nuestro país ni la edad o el estatus civil libra a las mujeres de la violencia. Por ejemplo, la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares ENDIREH 2021 señaló que de las 9 millones 063 mil 053 mujeres de 60 años y más que había en México en ese año, 14.6% experimentó violencia en los 12 meses previos, por parte de familiares o convivientes.
Incluso si sólo se está de tránsito en el país, siendo mujer se corre riesgo. Las mujeres migrantes que cruzan el territorio de México tratando de llegar a Estados Unidos tienen en la violencia de género una experiencia constante, señaló un estudio de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
En esos casos se enfrentan a alguna forma de violencia sexual, secuestros extorsivos e incluso violaciones tumultuarias.
Y es aquí donde ante esos datos, el gobierno de Claudia Sheinbaum ha anunciado una campaña contra la violencia machista titulada “Es tiempo de mujeres sin violencia”, en alusión a las palabras pronunciadas por la mandataria al asumir el cargo en octubre. Pero, desgraciadamente, esto queda sólo en el discurso y queda la duda de cómo lo van a realizar.
La tarea no es fácil, sobre todo si se tienen en cuenta los recortes en el Presupuesto federal proyectados para 2025 que reducen el gasto para la política de género. Aunque el Anexo 13 —que engloba los fondos para luchar contra la desigualdad de género— presenta un aumento de 9.5% respecto al año pasado, la distribución de los recursos sigue sin ser clara. Tampoco es clara la perspectiva de género en los programas más favorecidos del Anexo 13, como la Pensión para Adultos Mayores o las becas para estudiantes. De manera opuesta, algunos de los grandes perjudicados son el Programa de Apoyo a Refugios para mujeres maltratadas o el Programa de Apoyo a las Instancias de Mujeres en las Entidades Federativas (PAIMEF). (El País)
En fin, tendremos seis años para ver si llegamos todas, o nos llevó a todas.