Por. Alicia Reyes Amador
Desde el prólogo de este compendio de artículos sobre lo que acontece, socialmente en la Ciudad de México, Julio Patán, nos advierte desde el prólogo, en su estilo fluido y directo, que no habrá concesiones en lo que vamos a leer. Es el resultado de un trabajo periodístico riguroso cuya producción es una exposición tan compleja, como cruel del lugar en el que habitamos, alejada, en mucho, de la versión oficial, tan alejada de la realidad, como inútil para entender nuestro entorno inmediato.
El libro está integrado por siete textos, cada uno enfocado en uno de los aspectos que definen en su conjunto los elementos que generan la percepción, cada vez más generalizada de inseguridad entre los chilangos: los mercados fijos y sobre ruedas, los taxis, los ambulantes en el centro de la ciudad, el sindicato del metro, el agua, el despojo, la prostitución y demás variantes.
En una ciudad en la que todo parece estar pegado con alfileres, sólo es necesario que aparezca un pequeño desequilibrio o se caiga uno de esos alfileres, para que aparezca la violencia, que es la que en realidad impone el control y con ello, el regreso a la atemorizante “normalidad”.
Esta situación es producto, lo expone cada texto, de la arraigada corrupción que existe desde hace varios sexenios en los que el PRI, el PAN y ahora MORENA han gobernado la ciudad, sin que hayan intentado atacar, ninguno de ellos la sólida estructura delincuencial de la que empezaron sirviéndose y a la que han terminado integrándose y de la que subsisten. Sólo un funcionario, Miguel Ángel Mancera, definió un cambio, el Distrito Federal, sería en el futuro Ciudad de México.
Así, encontramos que, con cada nuevo sexenio, se promete a la ciudadanía enfrentar los problemas de corrupción que traen como consecuencia, falta de servicios, pago extra para obtenerlos, trámites interminables, pago de “gestores”, robos o violencia en el uso de transporte colectivo, particular y propio; despojo, inseguridad en las calles, suciedad y hasta daños físicos y muerte, etc. Pero, nada se atiende, sólo se hace en el discurso, mientras los mecanismos que se tejen para mantener a la ciudad en esas redes, se hacen cada vez más complejos y se imbrican de manera más cercana, unos con los otros.
Todas las investigaciones expuestas aquí, por su agudeza y puntualidad causan dolor en quien las lee, sin embargo, la que se avoca a la mafia de la prostitución de Óscar Balderas, es especialmente devastadora. Dice Faustino, el informante, padrote arrepentido, que la existencia y funcionamiento de los lugares donde se prostituye, tortura y deshumaniza a pequeñas, eran del conocimiento de todos y, muchos se servían de ello. Peor aún, sigue existiendo ese terrible negocio de cuerpos y las autoridades siguen protegiéndolo y cobrando por hacerlo.
El texto plantea una pregunta ¿Quiénes gobiernan realmente la CDMX? La respuesta es más que evidente; los delincuentes, estructurados en las distintas mafias, una de ellas como parte importante, la que procede de las autoridades que gobiernan la ciudad y el país. Terrible conclusión, más terrible la realidad que han construido y se empecinan en negar.
Las Siete Mafias Chilangas, fue coordinado por Sandra Romandía y escrito por Óscar Balderas, Nurit Martínez, Alberto Cuenca, Axel Chávez y Frida Mendoza,