Por. Adriana Luna
Era de madrugada cuando Miguel Hidalgo y Costilla daba instrucciones a los tapatíos para emitir el primer periódico independentista, El Despertador Americano, que iba a esparcir nuevas ideas de libertad. Se publicaría gracias a la primera imprenta que había arribado desde España a la Nueva Galicia.
Aquí en el Palacio de Gobierno de Jalisco, Hidalgo firmó el decreto que abolía la esclavitud. Su estatua rompiendo las cadenas atestigua el hecho, se ubica en la Plaza de la Liberación ahí a unos metros ondea una bandera tricolor monumental, justo en frente del Congreso de Jalisco. Todos los diputados para llegar al recinto lo observan a diario.
Irónicamente, las discusiones sobre la reforma al Poder Judicial entre legisladores se alargó hasta la madrugada, argumentando el por qué la corrupción obligaba a cambiar las reglas. Pero también, el por qué era una traición votar a favor. Unos defendían la obligación de enmendar un Poder y otros del peligro a la vida democrática que corre México si se hace.
“Jalisco es el Estado con mayor tradición democrática del país. ¡No podemos arrodillarnos ante el Poder Central”, aseveró la diputada panista Claudia Murguía. Mientras su compañera albiazul Verónica Flores lamentaba la aprobación fast-track de los legisladores federales, incluyendo a Yunes, y los diputados de otros Congresos, “frieguen a su madre, por no decir otra cosa”, remató.
Los legisladores priistas, panistas y emecistas coincidieron que la Reforma quebranta el origen de un México republicano y su división de poderes. Se pronunciaron en contra de la minuta enviada por el Congreso de la Unión, desde las mismas comisiones y lo respaldaron en sesión de pleno, 26 votos rechazando la decisión centralista y 10 votos a favor.
Trabajadores del Poder Judicial federal en Jalisco se manifestaron frente al Congreso, ahí junto a la estatua de Miguel Hidalgo.