Por. Saraí Aguilar
Con el pueblo todo, sin el pueblo nada, dicen algunos por ahí. Especialmente las arengas oficialistas que se empeñan diario en vender el famoso “Plan C” como una petición popular.
Al margen de la opinión que cada uno pueda tener de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el tema de los ministros o siquiera sus nombres ha sido un tema de la vida cotidiana de la población en general. Claro, salvo los últimos días, que la ministra Yasmín Esquivel, por ejemplo, ha insistido en ponerle rostro a la pugna presidencial, al sugerir –fallidamente– la salida de la presidenta del máximo tribunal. Pero más allá, lo que sí es un tema diario que repercute al pueblo, ese pueblo al que aluden cada vez que se quiere justificar alguna barbaridad como especie de amuleto que proteja de críticas, lo que literalmente lo está matando, es la inseguridad.
Pues mientras senadores y diputados electos oficialistas –y uno que otro ministro extraviado que olvida que el Poder Judicial no debe tener filiación partidista– lo dan todo por el Plan C, el mismo día veíamos videos escalofriantes en redes donde una empleada de una farmacia era asesinada a sangre fría en un asalto al establecimiento a pesar de no oponer resistencia.
En otro video se veía cómo un hijo era asesinado enfrente de su padre en una carretera, también a raíz de un atraco. Desgraciadamente ese sí es el tema, ese sí es lo que el pueblo vive y sufre, el de verdad, no la figura retórica utilizada para justificar sus cuitas, gobernantes.
Sería interesante que revisaran cifras, pero no los otros datos en los que se vive en Palacio Nacional. De acuerdo con el INEGI, de enero a junio de 2023 se registraron 15 mil 82 homicidios en México. La tasa fue de 12 homicidios por cada 100 mil habitantes a nivel nacional. No obstante, las cifras terminaron al doble, pues México cerró 2023 con 30 mil 523 víctimas de asesinato, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), que recoge la estadística de los archivos de las fiscalías estatales.
Se trata de una reducción de mil 431 víctimas respecto al año anterior, de acuerdo a la misma fuente, y de casi cuatro mil en comparación con la cuenta de 2021. La cifra de víctimas se mantiene, sin embargo, arriba de las 30 mil, por sexto año consecutivo, según el SESNSP, consolidando el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, de Morena, como el más violento de la historia reciente del país.
¿Eso no le preocupa a la ministra Esquivel, por ejemplo? ¿A Ricardo Monreal, quien alardea en sus discursos con que “el pueblo nos otorgó el poder reformador, es decir, la mayoría calificada en la Cámara de Diputados, la mayoría calificada en la Cámara de Senadores, la mayoría en los Congresos Locales”? ¿No pasará por la mente del aún senador y ahora diputado electo Monreal que el poder es para beneficio de ese pueblo, y no para solazarse en él?
Esta nación no aguanta un muerto por violencia y una desaparición más. Merecemos una vida digna, segura, merecemos más que un Plan C. Merecemos seguridad. ¿Para conseguir ese plan qué les falta?