Por Fernando Coca
Claudia Sheinbaum será presidenta de México. Al momento de escribir estas líneas la consejera presidenta del INE, Guadalupe Taddei dio a conocer los intervalos de votación a favor de la elección presidencial.
El rango mínimo de votación de Claudia Sheinbaum es de 58.3 y su máximo de 60.7; mientras que Xóchitl Gálvez quedó muy atrás con una votación que va del 26.6 al 28 por ciento, es decir, una diferencia abismal. Fue una paliza.
Los números de la elección de este domingo 2 de junio no sólo nos deja ver que el electorado decidió darle todo el poder a MORENA. El partido en el poder junto a sus aliados mandará en las cámaras del Congreso de la Unión.
Por la tarde, la oposición se ilusionó con la afluencia en las casillas. Desde temprano las mesas receptoras de los votos estaban llenas. Testimonios de haber pasado hasta tres horas en las filas para votar hacían pensar a los opositores de una sorpresa electoral.
Sin embargo, los votos que se depositaron no eran ni para Xóchitl ni para Máynez, eran para Claudia.
Tampoco se configuró un Congreso opositor. Los candidatos que presentaron el PAN, el PRI, el PRD y Movimiento Ciudadano no convencieron.
Las últimas semanas hubo en la alianza de los partidos tradicionales una esperanza de convertirse en dique del proyecto de Andrés Manuel López Obrador, pero no tuvieron cómo convencer a las mayorías.
Hay un mandato claro de los electores y que podría sintetizarse en el lema que desde el 2000 impulsó la carrera política de López Obrador: por el bien de todos, primero los pobres.
Claudia Sheinbaum podría obtener hasta 37 millones de votos.
La oposición no tiene más camino que fundirse y dejar sus viejos membretes para el olvido. Nunca supieron hablarle a la gente, y sus dirigentes fueron los peores para sus militancias y sus simpatizantes. Arrastraron a su candidata con su desprestigio, bien ganado, por cierto.
El resultado es claro, contundente y no permite interpretaciones: el pueblo decidió libre, votó y determinó que quiere más obradorismo los próximos seis años.
Esta elección legitima el régimen. Los números, fríos y contundentes que son, lo certifican.
MORENA avasalló, MORENA ganó en las urnas. Quien no lo entienda, vive una realidad alterna que no es la de México.