DESDE LA IMAGEN: No va a ganar Xóchitl - Mujer es Más -

DESDE LA IMAGEN: No va a ganar Xóchitl

Por. Cristina Ortega

@CrissOrtega

En cuestión de la imagen de las candidatas presidenciales, es involuntario no referir a los atributos que “se ven”, y se adhieren a la emoción que no piensa del vox populi.

Respecto a los comentarios en redes sociales, sabemos que ganará MORENA, no porque valga la pena, sino porque aún la “imagen” se maneja desde el inconsciente colectivo. No olvidar que este país fue conquistado por la imagen; la destrucción de códices, y la colocación de los nuevos íconos sobre las representaciones “paganas” de lo que “era antes…, hasta parece que hablo de los slogans que utilizan las candidatas. De igual manera, lo que hoy conocemos como jingles publicitarios, el pueblo se conquistó cantando cancioncitas pegajosas, como lo hacen los partidos que generan canciones sin propuestas, o contratan excelentes voces para utilizar a sus seguidores.

Un buen ejemplo es lo que le llaman canciones de tradición mexicana; pero se ha introyectado: “No quiero oro, ni quiero plata”; y después de decretar la negación de la riqueza, decir que “nos robaron”, ¡no!  El pueblo desde antaño ha regalado sus riquezas a lo extranjero para ser saqueado. Parece que la historia se repite.

Otro ejemplo es que aunque hayan quitado el término al pasaje histórico de “La noche triste”; colocaron un gran ícono en la capital; “El Ahuehuete del sexenio triste”, y es triste porque lo que más impera es una dicotomía social mucho más herida, ambos lados convencidos de que el otro no “ve” lo que sucede. Si esto pasa, es signo de que hay una ceguera social, cuando antes solo había miopía.

Interesante “ver” cómo la filia también va por la representación fonética de un sonido extranjero, a un sonido náhuatl. Incluso así las nombran: por la representación fonética: Sheimbaum-Xóchitl, no por los nombres de pila equiparables o los apellidos; Claudia-Gálvez.

Aún la mentalidad conquistada prefiere lo “no mexicano”, pero llora no ser incluido. El mexicano promedio (sin generalizar) ha hecho una sociedad hipócrita, dice que es “chambeador” y se hace pendejo trabajando; dice que es “honrado” y roba hasta los clips y lápices de la oficina. Dice que es unido y se la pasa descalificando al otro… Dice que está orgulloso de sus raíces, pero no conoce de historia, corre a Europa a tomarse “selfies” y publicarlas en redes. Dice que es de Tenochtitlán, pero nunca ha estudiado lenguas nativas, habla inglés, habla francés, usa cremas aceleradoras de piel, se pinta el pelo de “güero”, pero está orgulloso de ser mexicano. Es un hipócrita. Al sur crítica los apellidos Pech, Puc, Canché, pero prefiere ser Gamboa, Arceo, o Peniche…

Prefiere la mentira, porque es una sociedad que miente; prefiere la violencia, porque es una sociedad violenta; prefiere la basura, porque, aunque dice que se baña diario, no se lava las manos después de usar el W.C., no sebe lavarse los dientes, las orejas, tienen hongos en los pies…

¿Qué por qué lo sé? Simple, “vean” qué tipo de medicamentos se venden en la televisión abierta, “vean” las estadísticas de enfermedades más comunes. Tira basura en ríos y árboles, contamina su propia existencia; pero son “humildes”, se tiran al suelo porque saben que el poder del débil es su fuerza.

La sociedad mexicana es una reverenda hipocresía, mucho macho Edipo, pero después de tres tequilas pide hombre que le consuele sus “oquedades”.

No, no va a ganar Xóchitl, porque a México le gusta festejar la muerte, quieren seguir la fiesta para ir a Mictlán. Tienen obesidad y diabetes, pero el café de olla con azúcar de piloncillo no lo perdonan; su más estúpida frase es “De algo me he de morir”, y aunque nos estén matando; porque festejan la muerte, en un país lleno de fosas clandestinas, prefieren creer que una fosa es un cementerio de perros, no, los huesos no son iguales; dicen festejar a las madres, pero matan a sus hijos, y después se burlan de Las Madres Buscadoras. Las mentes conquistadas en el uso de libertad siempre seguirán eligiendo alguien que los someta.

Atahualpa decía: “Para qué quiero ganar diez si se contar hasta seis”.

No conocen, creen; cambiaron oro por espejitos, y ni así se saben ver. Esto es una parte de la sociedad mexicana; pero habrá que escribirlo en diminutivo, porque las palabras como son les ofende, por eso no hay gordos, son gorditos; no hay morenos, son morenitos; chaparritos, bajitos, pobrecitos, la salsita, los frijolitos, el molito… los hipocrititas, ignorantitos, mentirositos, ladronzuelos, ¡canalllín! Les encantan los apodos, y los dichos, pero no les digas nada directamente porque la ofensa es mediática, es bullying, son privilegios de “whitemexican”, chayotero, y todo aquello que han aprendido a gritar para defender los que siempre han sido: Un pueblo conquistado que siempre buscará quién lo someta, para culparlo después de sus errores como sociedad, pero “creen” que es una sociedad feliz y sabia.

Y pese a todo, si ganará Xóchitl, sabemos que se dirá que fue fraude, porque es una sociedad que se defrauda constantemente: “Medio – cree”; esto lo vemos en los programas de concursos cuando gritan: ¡Otra oportunidad! Una sociedad que no sabe perder, porque siempre “le roban”, lame sus heridas una y otra vez. Cuando la estrategia del juego no está en ganar por quien sabe, sino el que sabe engañar, y a eso le llaman estrategia. Tanto más que decir, pero ¿vale la pena?, porque hasta en la pena por tradición les gusta llorar, pagan plañideras, porque hasta en el dolor también hay mentira; y si hay dolor de muerte y te pagan, entonces dejas de llorar, solo un ejemplo: las familias de la Línea 12; pero de los 43 y El Rebsamen: “Eso ya está aclarado”.

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Cristina Ortega Domínguez. Fotógrafa desde hace 30 años, investigadora de la imagen, fundadora de Arte NiNi A.C. Doctora en Investigación Interdisciplinaria en Ciencias y Humanidades.
Autora de los libros: “Psicografía. El dibujo de la mente”: “La Psicografía”: La identidad a través de la imagen fotográfica (2016); y Percepción-interpretación de fotografías en la interacción de las redes sociales como exteriorización psico-emocional (2019), traducido a cinco idiomas.
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