Por. Adriana Luna
¨Sabía el riesgo de su profesión, pero la misión de defender a los demás era más grande¨, sus familiares y amigos estaban conscientes de esto porque él se encargaba de decírselos desde que estudiaba la preparatoria, cuando ya tenía claro que quería ser policía. En su círculo íntimo, nadie ponía en duda que era ‘el amigo fiel’. Sólo tenía dos pasiones: su profesión y su familia.
“Era amable, con un corazón dispuesto a ayudar a quien lo necesitara, sin importar cuándo o dónde”, me confió una de sus amistades.
Al transcurrir los años se convirtió en jefe policiaco y amaba capacitar a los elementos que recién ingresaban a la corporación policiaca. Era paciente y generoso al compartir su experiencia. No tenía miedo al riesgo, ejercía su labor policial con profundo amor y su misión de defender a los demás.
Por ejemplo, en noviembre del 2022, Gerardo Insúa patrullaba la ciudad cuando se acercaron empleados del SIAPA (Sistema Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado) y le pidieron apoyo para rescatar a dos compañeros (tenían 45 y 28 años de edad), llevaban media hora atrapados en una alcantarilla ubicada en Santa María Tequepexpan en el municipio de San Pedro Tlaquepaque. Eran pasadas las 2 de la tarde, los policías no pensaron dos veces, ingresaron a la alcantarilla que tenía tres metros de profundidad para ayudar a los trabajadores estaban expuestos a tóxicos y tenían dificultad para respirar. A uno de ellos, le caían aguas negras en la boca, de haber tardado un poco más, habría muerto.
Esta valiente decisión significó la vida para estos trabajadores que ya presentaban síntomas de paro cardio-respiratorio. Cuando llegaron los bomberos de Tlaquepaque al lugar de la emergencia pudieron ayudar y trasladar a un puesto de socorros a los trabajadores del SIAPA, que eran reportados en grave estado de salud. Gerardo Insúa estaba muy orgulloso y satisfecho de haber podido ayudarles y que salvaran su vida.
Así era, Gerardo Insúa, comisario de Supervisión General de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, siempre resolvía casos relevantes, en defensa de la ciudadanía.
Siempre exhortaba a estar prevenidos y no caer en los engaños de extorsionadores, dejaba claro los ganchos delincuenciales, primero desestabilizan emocionalmente a las personas, quitándoles la tranquilidad, causando miedo, terror. La clave es mantener la cabeza fría y contactar a la policía. A los jóvenes les pedía tener cuidado y no brindar datos personales vía redes sociales. El delincuente es flojo, si le gustara trabajar no estaría delinquiendo, no hay que darle información, decía convencido el jefe policiaco.
Este fin de semana, este ejemplar policía fue ejecutado a manos de cinco criminales (cuatro varones y una mujer) que le dispararon en 70 ocasiones, sin darle oportunidad de sacar su arma de cargo para defenderse. Murió al instante.
Su familia es cobijada por las autoridades estatales, el gobernador Enrique Alfaro Ramírez autorizó un apoyo especial, un fideicomiso, por la destacada trayectoria del jefe policiaco para quien su familia lo era todo y les dedicaba sus esfuerzos diarios.
“No estarán solos. Gerardo fue víctima de un cobarde atentado que refleja el descontento de los criminales que pretenden que paremos el buen trabajo… Sepan que no se van a salir con la suya, van a pagar con todas las de la ley. Por la memoria de Gerardo y por cada oficial a quien le han arrebatado la vida, no vamos a retroceder”, dijo el mandatario estatal.
En Jalisco durante año y medio han muerto 28 uniformados en cumplimiento de su deber. Gerardo Insúa murió, como soñó, defendiendo a los jaliscienses.
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