Por. Saraí Aguilar
Se han pasado la vida sacándonos de la jugada por emocionales, y hoy buscan descalificarnos por ser “damas de hielo”.
Así ha sido la vida para las mujeres en las esferas en el poder. El domingo del desangelado primer debate presidencial, además de estar enmarcado por un reloj que no funcionó, al parecer el sensor de género tampoco lo hizo.
En una noche donde los ataques cruzados entre Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez enmarcaron la escena, y con la mueca de Jorge Álvarez Máynez esbozando una exagerada sonrisa que dio pie a los memes, al final el debate quedó a deber.
No obstante, cabe resaltar el bautizo a Sheinbaum por parte de Gálvez: “No tienes corazón, eres la dama de hielo”.
Xóchitl Gálvez alegó que Claudia Sheinbaum parece no tener sentimientos ante tragedias en las que murieron decenas de personas, en el Colegio Rébsamen y la caída de la Línea 12 del Metro. La hizo responsable en su calidad de delegada, primero, y como jefa del Gobierno de la Ciudad de México, después.
Por lo cual le asestó dicho mote.
Sin cuestionar si la responsabilidad es o no de la candidata oficialista, es clave resaltar que desgraciadamente este sobrenombre engloba la batalla que enfrentamos las mujeres. Históricamente, el tema de las emociones y su manejo ha estado en el centro del debate para poner a juicio las capacidades de las mujeres.
Pasamos del ser cuestionadas por ser demasiado emocionales, a causa de los estereotipos en los cuales todas somos emotivas, amorosas, y resistentes a todo o débiles según convenga al momento.
Posteriormente vivimos la era en la que debíamos ser frías, calculadoras y silenciar cualquier emoción para demostrar nuestra valía laboral.
Al día de hoy se empieza a abogar por un modelo donde se trabaje de forma integral, entendiendo que se puede hacer una gestión de inteligencia emocional adecuada en lo laboral.
Más allá de los modelos laborales vigentes, lo relevante es si este mote hubiese sido utilizado para un candidato hombre. Sheinbaum fue cuestionada por Gálvez debido a su seriedad impenetrable; sin embargo, la candidata opositora no cuestionó el por qué de la permanente sonrisa de Máynez, la cual, desafiando cualquier malestar físico, mantuvo durante todo el debate en forma extrema.
Y con esto cabe señalar que hay cosas más cuestionables a si la candidata de Morena es fría o no.
Por ejemplo, saber cómo una mujer con trayectoria política propia a lo único que aspira es a continuar el proyecto de un hombre, incluso a ser tapadera de cifras y fallas. Si ella no tiene una transformación propia y la mejor que tenga sea hacer un segundo piso… y si bien nos va, que no sea de la Línea 12.
¿Se podrá?