Por. Fernando Coca
Si alguien esperaba que alguna de las contendientes por la Presidencia de la República ganara el debate por knock out como si fuera una pelea de Julio César Chávez, se quedó con las ganas de show.
Primero, porque el formato al que debieron ceñirse Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez las amarró en una camisa de fuerza en el que no pudieron intercambiar sus ideas, sus posturas, sus proyectos ni tampoco sus ataques.
La abanderada de la alianza MORENA, PT, Verde iba a cuidar su ventaja, esa que le dan las encuestas. Cumplió y con creces. Al público del debate no le gustaron las respuestas de Sheinbaum en los temas del Rébsamen, la Línea 12 del Metro o la administración de ivermectina durante la pandemia. ¿Acaso esperaban una respuesta airada o escandalosa esos cuestionamientos? Reitero, Claudia Sheinbaum cuidó su ventaja, lo hizo más que bien y puso énfasis en los logros del movimiento que encabeza López Obrador y lo que ella hizo en la Ciudad de México cuando gobernó.
A Xóchitl le faltó la frescura que tiene cuando los medios la confrontan en las entrevistas banqueteras en el Senado. Se vio fuera de lugar, nerviosa, con argumentos endebles y, lo peor para ella, nunca supimos qué propone, a quién le habla y para qué quiere ser presidenta de México. Su adversaria sí le hablo a la clase media, por ejemplo.
La espectacularidad que algunos esperaban contrastó con lo acartonado del debate. Los debates sirven para que los equipos de campaña ajusten sus movimientos, pero no para mover las preferencias de quienes ya tienen definido su voto.
Para ellos, los electores que aún están en la indefinición para votar y por quién, no vieron en una idea concreta de la candidata opositora que emocionara y causar una reacción contundente de su adversaria.
Del otro lado, candidata que lidera las intenciones del voto se guardó para mejor ocasión. Ahí Claudia ganó y Xóchitl perdió.
Donde todos perdimos, debatientes y electores es que los cuestionamientos de la sociedad no tuvieron respuestas. Duras, directas y concretas fueron las preguntas que llegaron para saber qué y cómo resolverían las candidatas los temas de salud y educación. Nos quedaron a deber.
¿Quién habla de las propuestas de las candidatas? Lo que más recordaremos de esta discusión será el tema del reloj que no funcionó.
La participación de Denise Maerker y Manuel López San Martin fue lo mejor y, en verdad, los desperdiciamos. Ambos saben el oficio y si el formato lo permitiera, sus preguntas nos habrían enriquecido.
En suma, el campanazo no llegó y las cosas siguen igual que antes de las 8:00 de la noche del domingo. No pasó nada.
La Letrina. Hubo un momento cómico en el encuentro entre Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez: Jorge Álvarez Máynez intentó saludar en lenguaje de señas al auditorio. Seamos claros, en esta elección el fosfo candidato nada tiene que hacer, sobra y estorba.