"Xingona. Una mexicana contra el autoritarismo", el libro de Ivonne Melgar sobre Xóchitl Gálvez - Mujer es Más -

“Xingona. Una mexicana contra el autoritarismo”, el libro de Ivonne Melgar sobre Xóchitl Gálvez

Xingona. Una mexicana contra el autoritarismo, el retrato de la “incómoda” candidata presidencial de la oposición, de la candidata X del presidente, llega bajo el sello periodístico de Ivonne Melgar, una reportera todo terreno que durante su carrera ha documentado involuntariamente, durante 30 años, a Xóchitl Gálvez Ruiz.

Esta semblanza relata el ascenso de la hidalguense, desde sus humildes comienzos en Tepatepec, su trayectoria como jefa de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, hasta el cenit del poder político al posicionarse como figura clave en la contienda presidencial.

A través de reflexiones y declaraciones, Ivonne Melgar relata su formación en la defensa de los más pobres frente al poder de los caciques, su vida universitaria, su llegada como indígena al mundo empresarial y a la política, sus encontronazos y su elección por el diálogo, sus polémicas y su terquedad, su pasado y sus planes.

Xingona, de editorial Grijalbo, también expone las posturas de Xóchitl sobre los asuntos centrales del país, en busca de un mejor país.

En su páginas, la periodista plantea “Xóchitl Gálvez decidió encabezar la lucha contra  uno de los gobiernos más polarizantes, opacos y corruptos en la historia reciente del país. ¿Qué hay dentro de una persona para aceptar una responsabilidad así?”.

AQUÍ UN FRAGMENTO

Una naíf y malhablada en el gabinetazo

A punto de renunciar

Xóchitl Gálvez se disculpó con el presidente Vicente Fox por no haberle avisado, antes de declarar a los medios de comunicación, de su inconformidad con la reforma indígena aprobada por los senadores. Y enseguida le ofreció su renuncia.

Tenía cinco meses en el cargo de titular de la Oficina para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de la Presidencia de la República. Y en el gabinete estaban escandalizados por la imprudencia de la funcionaria: señalar abiertamente que los legisladores le quitaron lo importante a la iniciativa y que así no iba a conseguirse la pacificación de Chiapas ni la justicia para los indios.

Lo que para muchos fue “la novatada de una novata en la política” en realidad era la primera evidencia pública de una forma de ser, de la rebeldía de una mujer que no estaba

dispuesta a someterse a la línea oficial. Ni siquiera a la de su jefe, el presidente de México. Porque las críticas de Xóchitl a lo que el Senado de la República aprobó el 26 de abril de

2001 ocurrieron inmediatamente después de que Fox celebró la reforma constitucional, condición que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) tenía para retomar el diálogo con el gobierno.

Interrogado sobre la aprobación de la ley, el presidente hizo un reconocimiento al Senado: “Este tipo de acciones son las que permiten formar gran cohesión en la sociedad. Nos van a permitir avanzar con rapidez en el desarrollo de los pueblos y las comunidades indígenas”. Estaba feliz.

La titular de la Oficina para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas no se enteró de la valoración presidencial. Tampoco se ocupó de averiguar si había algo parecido a una postura oficial. Y les aguó la fiesta. Era ajena a los códigos del comportamiento político tradicional, donde la norma número uno es que el presidente siempre tiene la razón. Pero entendía mejor que sus compañeros del gabinete y los legisladores de Acción Nacional (PAN), el partido en el gobierno, que las demandas del EZLN y del Subcomandante Marcos eran también las de los pueblos originarios.

Al intentar defender los argumentos de los zapatistas, Xóchitl se había tropezado con su desconocimiento de las negociaciones legislativas, ese cabildeo parlamentario que, con el tiempo, aprendería a ejecutar a su modo y con resultados.

Porque en ese momento todavía era una aprendiz del servicio público. Y, como tal, se había tropezado con la cerrazón de la mayoría de los legisladores del PAN y de una parte del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Sobre todo, Xóchitl se había topado con las limitaciones de su encargo, centrado en atender a las comunidades indígenas en sus demandas históricas, bajo la aclaración de que la parte del conflicto con el ezln era tarea exclusiva de don Luis H. Álvarez, comisionado para la Paz en Chiapas. Y como se trataba de un gurú de los panistas, exdirigente del partido, excandidato presidencial y artífice del gradualismo que ahora los tenía en el poder, los pronunciamientos de una presunta advenediza eran mal vistos.

Sin embargo, a medio año de gobierno, su voz era la de una de las funcionarias más mediáticas. Con grabadoras y cámaras de televisión encima, no se había cohibido para ventilar su insatisfacción con los cambios que los senadores le hicieron a la iniciativa presidencial en materia indígena, enviada por Fox al Congreso en el arranque del sexenio, el 1 de diciembre de 2000.


Sobre la autora

Ivonne Melgar (1965) es una reportera de prensa, radio y televisión que, como activista universitaria, cronista y feminista, ha sido testigo de las alternancias del México que transitó del partido único, protagonizado por una mayoría masculina, a un sistema plural que, siendo tan deficitario, cuenta con una inédita presencia de las mujeres en la vida pública.

Nacida en El Salvador, en los 90 se nacionalizó mexicana. Formada en la UNAM, desde hace 30 años se ha dedicado al periodismo en los diarios unomásuno, Reforma yExcélsior y en las plataformas de Grupo Imagen. Es fundadora del portal Mujeres Más, conductora de Parlamento Abierto de la Cámara de Diputados y coautora del libro Mexicanas en pie de lucha (Grijalbo, 2022).

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