Aún hacen falta aproximadamente 131 años para alcanzar la paridad de género, no obstante, por lo menos el primer siglo y medio que viene tendremos que mantener acciones, entre muchas otras, como las cuotas de género porque, de lo contrario, habría un retroceso,, consideró Patricia Guadalupe Martínez Torreblanca, secretaria general de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM.
La académica expuso, de acuerdo con cifras del Índice Global de la Brecha de Género 2023, emprendido por el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), que “162 años nos tomará reducir por completo la brecha de empoderamiento político; 169 años la brecha de participación y oportunidades en materia económica; 16 años para logros educativos; y en el ámbito de salud y supervivencia no se tiene un estimado”.
Al participar en la mesa de reflexión, bajo el lema 2024 de la ONU “Financiar los derechos de las mujeres para acelerar la igualdad”, como parte de las actividades que la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) organiza en el marco del Día Internacional de la Mujer 8M, Martínez Torreblanca aclaró que, según la brecha de género en 102 países analizados, “no hay uno solo que haya alcanzado un nivel ideal; es decir, de reconocimiento, participación, inclusión y protección a las mujeres”.
La especialista en comunicación política y deporte indicó que en el ámbito deportivo es donde más estereotipos de género se han roto en la historia, pero ahí también ha sido más visible esta diferencia.
Representación equitativa
Según datos de ONU Mujeres, continuó, durante la pandemia en los Juegos Olímpicos de Japón 2020-2021, se tuvo una representación equitativa de hombres y mujeres con excepción de algunas disciplinas que están “pensadas” sólo paras mujeres: nado sincronizado y gimnasia rítmica, así como lucha grecorromana para varones, “y ese es el reto para París 2024, mejorar ese indicador”.
“En el planeta sólo el 40 % de las personas deportistas son mujeres, pero únicamente el 4 % de la cobertura mediática es para el deporte femenino, y como no es difundido, carece de audiencia robusta y de visibilización social.”
No sólo se trata de una brecha de cobertura, sino también salarial y de oportunidades, porque menos audiencia es igual a menos patrocinadores.
Martínez Torreblanca ejemplificó con el caso de las futbolistas mexicanas, con quienes se ha logrado que el salario base sea una realidad, debido a que el pasado 5 de marzo el Senado de la República aprobó de manera unánime la iniciativa que reforma la Ley Federal del Trabajo en materia de personas deportistas profesionales.
Sin embargo, puntualizó, aún existen jugadoras con un salario base de 4,500 pesos al mes, cuando el promedio de la liga es de 10,000 pesos mensuales. “Las mejor pagadas devengan alrededor de 150,000 pesos al mes, pero en el ámbito varonil hay millones de pesos mensuales de por medio, hay que enfatizar ese contraste”.
Gaceta UNAM