Texto y fotografía: Berenice Vásquez
Como en ninguna otra marcha, este 8M las infancias se hicieron presentes, acompañaron a sus mamás o hermanas, porque “Las niñas marchando, también están luchando”, se leía en las pancartas.
Pareciera que cada año la “Marea violeta” crece y crece, está imparable, porque la lucha y las demandas ya no se reducen al sector de las jóvenes, sino que ahora las más pequeñas y pequeños, y las de la tercera edad se hicieron presentes, ya fuera en contingente, con las amigas o la familia, pero todas estuvieron ahí, exigiendo una vez más ¡Alto a la violencia contra nosotras!
“¡Ni una más! No más ataques con ácido. Mi cuerpo mi decisión. Esa morra sí me representa. Estamos hasta los ovarios. Los novios también violan”, fueron algunas de las consignas que ilustraban las pancartas que inundaron las calles de la Ciudad de México el pasado viernes.
La Marcha del 8M también fue un espacio para la denuncia y la sororidad, pues lo mismo se vieron fotografías de agresores, violadores o deudores alimentarios, como las muestras de cariño no faltaron para aquellas que exponían sus abusos, los abrazos no faltaron entre “la manada”.