Por. Adriana Luna, Corresponsal
En 1953 se promulgaron las reformas constitucionales para permitir que las mujeres mexicanas emitieran por primera vez el sufragio durante un proceso electoral. Y en Michoacán, ese mismo año, nacía una niña a quien pusieron por nombre Irma Saucedo González, quien resultó ser revolucionaria y feminista.
Ella misma explica que desde pequeña observó el machismo en casa. Su padre prácticamente personificaba a los más famosos actores de la época de oro del cine mexicano, Jorge Negrete y Pedro Infante, ‘juntos’, o sea: parrandero, mujeriego, jugador, encantador y machista, recuerda entre risas.
“Nosotros que tuvimos a madres muy conservadoras pudiéramos estar molestas con ellas porque no hicieron lo que nosotros pensamos que deberían haber hecho. O porque nosotras pensamos que toleraron demasiado o porque encubrieron a alguien (agresor), no lo sabemos, en realidad eso no es importante”.
Lo que realmente importa, “es reconocer nuestra genealogía y que estamos aquí gracias a esas mujeres que empujaron para que pudiéramos hacer lo que hoy estamos haciendo. Es importante sanar y decir: gracias por lo que nos dieron. Algo bueno tuvo que ser para que estemos aquí transformando a la sociedad”, nos comentó.
Al transcurrir los años, Irma se convirtió en una de las más importantes feministas de México. Tiene un Doctorado en Sociología por la Universidad Autónoma de Barcelona, España; en Estados Unidos se tituló como Maestra en Ciencias Sociales por la Universidad de Chicago y es Licenciada en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Illinois.
Como catedrática, durante décadas compartió su conocimiento sobre violencia doméstica y la identidad femenina.
“Es muy importante recordarles a las jóvenes que esta es una lucha de siglos y lo que estamos haciendo es apoyar un proceso de convivencia y paz entre los ciudadanos. La única forma que tenemos es a través de procesos democráticos que garanticen que nos interpelamos y nos debatimos, pero que nos damos la oportunidad de poner a prueba nuestras propuestas”.
Actualmente, México se encamina a elegir a la primera mujer como presidenta de la República, lo que causa polémica con las dos opciones propuestas por las fuerzas políticas, una desde el Poder Ejecutivo y otra como oposición.
“Yo sé que muchas de nosotras no confiamos en las candidatas que están ahora, pero ese no es el tema, el tema es el derecho que tengo a decidir, a votar de la manera que yo quiera por quien está ahora y a lo mejor a proponer nuevas para una siguiente ocasión”.
En ese sentido, “una mujer no necesariamente me va a garantizar todos mis derechos, pero el proceso que me permite que la próxima vez yo elija a una candidata que sí responda a mis necesidades, que sí responda a la necesidad fundamental de las mujeres de no tener miedo y no tener que enfrentar la violencia en tantos espacios y de tantas maneras, eso es parte del proceso que tenemos hacia adelante, y es necesario que estemos conscientes que hasta ahora es la única manera pacífica que conocemos”, añadió.
El feminismo es la revolución más larga, y más pacífica y es la única respuesta civilizatoria, sostiene categórica.
“El feminismo es toda una tradición de varios siglos, de las mujeres que luchamos por nuestros derechos. Es una tradición filosófica, social, política y de propuesta civilizatoria entre hombres y mujeres. Es una nueva propuesta de relación entre hombres y mujeres, nos interesa tanto el bienestar de las mujeres como el de los hombres. Creemos que el tema más importante es saber que a medida que las mujeres avanzamos, los hombres también”.
En vísperas del 8 de marzo (8M), Saucedo González, a quien sus estudios y proyectos en contra de la violencia hacia la mujer le han permitido representar a México ante la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), sostiene que el verdadero feminismo no significa odiar al hombre: “Simplemente nuestro tema es el poder que oprime y abusa de la población”, insistió.