Por. Elena Chávez
En los primeros días de marzo se cumplen seis años de que un ciudadano, Eduardo Olivares Morales, solicitara mediante carta, al Instituto Nacional de Psiquiatría se les hiciera estudios de salud mental a los entonces candidatos presidenciales entre los que estaba Andrés Manuel López Obrador. Nunca obtuvo respuesta por parte de la institución, mucho menos de los aspirantes, a excepción de José Antonio Meade, que guardaron un silencio casi sepulcral.
Las consecuencias de nunca escuchar a los ciudadanos están hoy a la vista de todos: un presidente narcisista, autoritario, insensible y violento que con sus acciones diarias nos dice: “el Estado soy yo”.
Estamos a cinco meses de que las y los mexicanos acudamos a las urnas a elegir a quien nos gobernará los próximos seis años y nadie ha solicitado a las candidatas Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Máynez, se sometan de manera voluntaria, no hay ley que los obligue, a los exámenes no sólo psicológicos y psiquiátricos, también toxicológicos que nos den certidumbre de que no nos gobernará otro López Obrador.
Durante estos años hemos visto, por lo menos en el caso de la candidata del sistema, Claudia Sheinbaum, que su personalidad es demasiado parecida a la del tabasqueño. Como Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, y ahora como abanderada de Morena, ha dado muestras de su carácter autoritario, manipulador, explosivo, dominante, amenazante y de su pasión por mentir y prometer como lo hizo López Obrador.
Tenemos, también conocimiento, de que la aspirante a gobernar nuestro país gustaba de ciertas drogas en su época de estudiante. Incluso, en 2018 cuando fue elegida por el dedo del tabasqueño para ser la candidata de Morena al gobierno de la Ciudad de México, su oponente del PRI, Mikel Arriola, aseguró tener elementos para afirmar que Sheinbaum seguía fumando marihuana, por lo que le lanzó el reto de un examen antidoping que nunca aceptó.
Para México es importante que las candidatas a la Presidencia de la República acepten hacerse los exámenes de salud mental y toxicológicos para no repetir la historia que prácticamente nos está ahorcando a los mexicanos con las malas decisiones tomadas por el tabasqueño López Obrador. La principal, la que más daño nos ha hecho, es la de generar odio entre unos y otros para dividirnos. Sheinbaum ha hecho su precampaña en los mismos términos, es decir, acusarnos a unos de clasistas y a otros de pueblo bueno; de ricos y pobres y repetir, una y otra vez, “no somos iguales”.
Estimados lectores de Mujer es Más, la propuesta no es descabellada ni tiene tintes políticos o intereses personales, es seguir las mismas reglas que a todos los mexicanos nos piden cuando de trabajo se trata: exámenes psicológicos, toxicológicos, piscométricos y muchos más para obtenerlo. Me pregunto y les pregunto: ¿por qué deben quedar fuera de esta exigencia quienes aspiran a gobernar a un país de alrededor de 150 millones de mexicanos?
Administrar una nación es un trabajo que con nuestro voto le damos a otra persona. No se les está regalando el país como pensó Andrés Manuel López Obrador, quien antes de asumir constitucionalmente, ya se había apoderado de nuestra patria por el acuerdo hecho con el expresidente Enrique Peña Nieto, quien goza de un exilio de altura en la zona más cara de Madrid.
“El que nada debe, nada teme”, dice un dicho famoso y sabio, por lo que les lanzaría el reto a las candidatas a la Presidencia de no esperar a que nadie más se los proponga, solitas y de manera libre y comprometidas con el país y con sus ciudadanos se hagan los exámenes de salud mental y de consumo de drogas, y de una vez la de detector de mentiras, para que no nos llevemos una pésima sorpresa.