Por. Ivonne Melgar
Marcelo Ebrard no será candidato presidencial de Movimiento Ciudadano, partido que este domingo registrará a sus aspirantes.
Aunque en política ninguna decisión es para siempre, hasta el cierre de esta edición podemos sostener que no asistirá. Nos atenemos al anuncio que ayer hizo en X: “El próximo lunes a las 10 am les comparto por esta vía mis consideraciones respecto al 2024 y las tareas hacia adelante. ¡Tengan muy buen fin de semana!”.
De no cambiar de opinión, el exjefe de gobierno de la Ciudad de México habrá cancelado la posibilidad de ir en la boleta presidencial del 2024.
Estaría pendiente la confirmación de lo que el miércoles declaró Mario Delgado, dirigente nacional de Morena: “Yo confío en que Marcelo va a seguir en Morena”.
Antes, en su conferencia de prensa, el presidente López Obrador, en referencia a la nota principal de Excélsior de ese 8 de noviembre (Sigue jaloneo por recursos para Acapulco), leyó el encabezado y comentó: “El jaloneo está en otro lado, ¿eh?, también está ahí”.
El periódico se refería al reparto del proyecto de egresos para 2024 por más de billones de pesos, ya que continuaba en la Cámara de Diputados la presentación de propuestas para crear un fondo para la reconstrucción en Guerrero.
Como bien lo dijo el presidente de la República, además del regateo en San Lázaro, también se estaba dando uno entre la dirigencia de Morena y Ebrard, quien solicitó un reconocimiento a su proyecto y al agravio que afrontó en una contienda interna a todas luces dispareja.
En el plano parlamentario, los 46 diputados que fueron de la campaña del canciller y que se reivindicaron integrantes del Camino de México habían prometido hacer valer sus votos en la discusión del presupuesto.
Y, si bien en la aprobación del proyecto de ingresos, presumieron haber conseguido que bajara la tasa fiscal a los ahorradores, ésta en los hechos se triplicó. No lograron nada.
Para la segunda fase, la del reparto de egresos, ya con las consecuencias del huracán Otis, los legisladores marcelistas dijeron que buscarían que al menos el 15 por ciento de los excedentes petroleros de 2024 se canalizaran para la reconstrucción de Guerrero, consiguiendo así una reasignación de 45 mil millones de pesos.
Acompañados de la senadora Xóchitl Gálvez, los diputados del Frente Amplio por México habían propuesto dos semanas atrás reformular el precio del petróleo, cuestionando la subvaluación de la Secretaría de Hacienda.
Así que la propuesta marcelista nació muerta porque el portazo de la Secretaría de Hacienda estaba garantizado; el gobierno no cedería a ese argumento.
Sin embargo, los 46 diputados afines a Ebrard firmaron la reserva presentada en tribuna al filo de la madrugada del jueves 9 de noviembre por los morenistas Carol Antonio Altamirano y Emmanuel Reyes Carmona.
La propuesta fue suscrita, entre otros, por Daniel Gutiérrez, Salma Luévano y Selene Ávila y Araceli Ocampo de Morena; por la petista María Rosete y Javier López Casarín y Juan Carlos Natale del PVEM, entre otros.
Cuando llegó la hora de la verdad, los marcelistas no quisieron fallar en la obediencia que el presidente López Obrador les exige y que ha marcado la dinámica legislativa en este sexenio.
Esa obediencia tiene la máxima de nunca construir acuerdos al margen de los dictados de Palacio Nacional y mucho menos coincidir con las propuestas de la oposición, si no hay el visto bueno gubernamental.
“El coordinador de la bancada, Ignacio Mier, nos engañó”, decían los legisladores después de que sus compañeros de Morena, PT y PVEM los dejaron solos y votaron en contra de su propuesta.
Sólo Selena Ávila ventiló la frustración: “¡Que Guerrero se entere que desde el Poder Legislativo, Morena, la bancada en que he militado y en que he creído, traicionó a los que se han quedado sin nada, a los muertos!”.
Los marcelistas sin embargo dejaron pasar la oferta que los coordinadores de los diputados del PAN, Jorge Romero; PRI, Rubén Moreira, y PRD, Luis Cházaro les hicieron: ir juntos en la creación de un fondo para Acapulco mediante diversos mecanismos, incluyendo el uso del FOBAPROA.
Eran 197 votos del Frente Amplio por México. Y de haber hecho política, quizá también MC daría los suyos, haciendo con los diputados de El Camino de México un total de más de 251 votos, suficientes para darle recursos a Guerrero. No se atrevieron.
Reclamarles a los diputados que dejen la obediencia ciega es injusto cuando ni Marcelo Ebrard lo hizo. Porque cuando denunció la promoción de la Secretaría del Bienestar en favor de Claudia Sheinbaum, era demasiado tarde.
Experimentado político, el excanciller siempre supo que en Morena no existe la democracia partidista. Pero se calló. Porque la democracia en ese partido ha sido sustituida por el liderazgo del presidente López Obrador, encuestas, tómbola y el discurso de que el pueblo manda.
¿Cambiará esa realidad cuando Sheinbaum sea candidata presidencial?
Marcelo que conoce las entrañas del llamado movimiento de la 4T debe tener una respuesta. ¿Actuará en consecuencia?
Por lo pronto, el excanciller y su gente han sido maltratados por Mario Delgado. Y sería ingenuo pensar que se manda solo.
Tampoco en MC las cosas han pintado bien para Marcelo, quien ha recibido las señales suficientes para entender que ahí avanza Samuel García en la tarea de pelear con Xóchitl Gálvez, nunca con la candidata del presidente.