México, un pueblo seducido por la muerte - Mujer es Más -

México, un pueblo seducido por la muerte

Por. Adriana Luna

@adrianalunacruz

 

Los mexicanos desde su ADN están totalmente seducidos por la muerte. Le hacen coloridos festejos, hasta se la comen para nutrir los huesos de sus esqueletos porque de ‘golosos y tragones están llenos los panteones’. La ironía de los mexicanos es increíble porque sufren la vida y se ríen de la muerte.

El cambio climático, la violencia, el encarecimiento de los víveres se refleja en estas fiestas a los difuntos. Hoy por la sequía en algunos sitios y huracanes en otros, hubo menos cosecha de flores de cempasúchil. Lo mismo sucede con el azúcar para las calaveritas el precio se disparó al doble. Y qué decir de la violencia que provocó la proliferación de fotografías en los altares de muertos.

En estas celebraciones a los seres queridos que han fallecido, los vivos se visten de la muerte, le cantan y bailan con ella. Esa tradición mexicana, ese impacto cultural de algarabía y dolor en sinergia seduce también al mundo.

A los mexicanos les encanta vestirse de Catrinas, Catrines y Catrinitos, personificando a la dama de la muerte elegante y coqueta, a la que no se le va nadie.

“En México nacemos encuerados pero nos vamos cantando y bien vestidos al encuentro con la muerte”, comentan artesanos tlaquepaquenses que fabrican catrinas, gatos y perros guardianes.

Cabe recordar que en la cultura prehispánica los xoloitzcuitles (perros sin pelo) y los felinos eran los encargados de guiar al difunto por el Mictlán, su labor consistía en ser guardianes del alma.

Hoy la artesanía mortuoria de barro y papel maché es un oficio que se pasa de generación en generación. Es una tradición, una riqueza cultural que se niega a morir.

En México, este Día de Muertos por todos los rincones de su territorio hay desfiles de vivos por los panteones, se invita a las ánimas a volver a las casas, se les montan altares. Los vivos se visten de catrinas, escriben calaveras literarias y diversas actividades culturales.

Las nuevas generaciones alimentan la tradición de recordar a los muertos. En 175 escuelas de la Universidad de Guadalajara, los jóvenes innovan creativamente la tradición, le dan vida para que no muera: con arte plástico, danza, teatro, literatura y poesía. Los alumnos de Arquitectura, Arte y Diseño mezclan técnicas y modernizan a las catrinas, exhiben calaveras recicladas y gritan ¡que viva la muerte!

Realizan el Primer Festival de las Ánimas para retomar las muestras de tumbas, tal y como tradicionalmente se vive en los lagos de Pátzcuaro y Janitzio. Michoacán cantándole al amor y a la muerte. En San Juan de los Lagos los preparatorianos visitan panteones, con guías especializados para rescatar la historia de la ciudad e intervienen el puente que dirige al panteón municipal.

Los altares de muertos exhiben la dolorosa realidad que vive hoy México, sí, la violencia se observa en la tradición, se multiplican las fotografías de jóvenes que fueron asesinados por grupos criminales. Y en otras familias se prefiere colocar veladoras para no perder la esperanza de que vuelvan a la vida los desaparecidos. La cultura se vuelve un paliativo, pero el dolor permanece.

 

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