Por. Marissa Rivera
Desde hace mucho tiempo, se ha perdido la confianza a las encuestas.
Durante las campañas electorales han sido los asideros de las guerras sucias.
Encuestas manipuladas para generar una percepción de triunfo en la gente de uno y al mismo tiempo desanimo en la gente del otro.
Sin duda, hay encuestas serias que también han fallado, con el argumento de que la gente al ser entrevistada dice una cosa y a la hora de la votación hace otra.
Pero hoy, con el partido en el poder, las empresas encuestadoras han crecido. Abundan todo tipo de encuestadoras, principalmente las patito.
En la pasada elección en el Estado de México, el tribunal estatal electoral sancionó al partido del presidente por contratar a cuatro casas encuestadoras que dieron una falsa ventaja a su candidata.
Esa proclividad de Morena por las encuestas falsas ha sido señalada muchas veces sin ninguna consecuencia.
Encuestas internas que operan a modo, porque las decisiones, han acusado, están tomadas de manera previa.
En el 2017 Ricardo Monreal amagó con abandonar Morena porque ganó, según él todas las encuestas, pero el resultado dio como vencedora a Claudia Sheinbaum paras ser la candidata a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México.
Seis años después la historia se repitió, Claudia Sheinbaum ganó las encuestas morenistas a su principal rival Marcelo Ebrard.
El excanciller fue más contundente que Monreal, hace seis años, al señalar a la dirigencia de Morena de fraude en la encuesta. Se trató, explicó, de una simulación en la que varios gobernadores participaron con “carretadas de dinero”. Los resultados, dijo, los tenían antes de concluir el conteo.
Señalamientos que de ser ciertos exhiben graves delitos electorales que deberían ser sancionados.
Pero, bueno, aparentemente no pasará nada.
Sin embargo, la encuesta que se voló la barda sin guardar ningún decoro fue la que publicó un medio de circulación nacional en su portada.
Un medio que ha sido cuestionado muchas veces por el presidente de la República.
Un medio en el que presuntamente la hija del presidente del medio trabaja en el equipo de jóvenes que apoyan a Claudia Sheinbaum.
Más allá de ser cierta esa relación entre la hija y la candidata, la encuesta que da 30 puntos a Claudia Sheinbaum parecería un favor, un cariño, un guiño o una solicitud.
Si hoy fueran las elecciones, con esa encuesta de 50 por ciento de preferencias para la candidata de Morena, bien podría quedarse en la cama y solo salir a que le levantaran la mano.
¡Faltan 8 meses!
Lo que es un hecho es que ninguna de las dos la tendrá fácil.
Claudia va arriba y tiene todo el apoyo del gobierno federal y de sus gobernadores. Llegar arriba no es difícil, lo complicado es mantenerse en ese rango.
Xóchitl va abajo y existe la percepción que los partidos que la postularán la han dejado sola. Sea o no sea cierto, Xóchitl debe replantear su estrategia, porque es cierto que tiende a subir, pero para eso se necesita mucho trabajo y más apoyo.
Sheinbaum ha ganado encuestas que han sido cuestionadas por sus adversarios. Mientras que Gálvez ha reducido desventajas abrumadoras y también las ha remontado.
Dos mujeres muy distintas que arrancan con el desgaste de las encuestas. Será una larga competencia de fondo, donde un sprint, por el momento, no servirá de nada.