«CEREBRO 40» Mundo “N” - Mujer es Más -

«CEREBRO 40» Mundo “N”

Por Bárbara Lejtik

@barlejtik

 

En términos jurídicos y legales, se utiliza la letra “N” para mantener anónima la identidad de quien pudo haber sido víctima o cometer un delito de cualquier tipo.

Este término viene del latín “Nomen”, sin nombre.

Pareciera que es el apellido que tenemos en común todos los ciudadanos, todos los días hay un nuevo “N” que ocupa los encabezados y las notas rojas de todos los noticiarios:

Presunto “N” acribilló a una mujer después de violarla y torturarla.

Presunta “N” es la principal sospechosa de haber dejado amarrados y bajo llave a sus hijos y prenderle fuego a su casa.

El término “N” se ha vuelto un sustantivo y un adjetivo a la vez que un verbo, nos indica que la persona identificada así es presuntamente culpable aunque no sea confesa. Hoy le damos seguimiento a un nuevo crimen, ya no al de la semana, al del día, que supera en escalofriante creatividad al de ayer, los chicos que molieron a golpes a un compañero afuera del antro se ven opacados por el novio que entró a casa de su exnovia a matarla y así sucesivamente los nombres se van apilando. Y así los casos sin resolver confiando, supongo yo, las autoridades en que la ciudadanía no tiene memoria de mediano ni largo plazo y olvidará el tema en cuanto aparezca un nuevo crimen más espeluznante.

Todos nos alarmamos, lamentamos la podredumbre y la ausencia de valores de los otros, morimos de miedo y coincidimos en que la diferencia entre los buenos y los malos es una verdad absoluta e intransferible, y que tenemos que destruir para no ser destruidos, entiéndase destruir como dividir, seccionar, separar y categorizar.

Y no es que esto sea nuevo o que estemos atravesando por la peor época de la historia, simplemente al ser muchos más los delitos se multiplican, debido a la inmediatez de los medios de comunicación que nos permiten enterarnos al día de las malas noticias.

Los ciudadanos “N” son castigados o viven en la impunidad, nunca pensamos que ellos actuaron por miedo y no se ataca el problema de raíz, porque no lo entendemos, sabemos que la delincuencia está desbordada, que no forzosamente obedece a la reprensión económica o a la ignorancia, sino que los humanos consideramos que algo es malo o atemorizante y que por ende tenemos que acabar con ello. Es así como se forman las fobias y los odios a los otros, a los que no son como nosotros, no piensan como nosotros y no se ven como nosotros. La capacidad que tenemos como especie para justificar rivalidades, guerras y holocaustos es el reflejo de nuestra imagen incapacidad para vernos como semejantes y etiquetarnos como peligrosos más que como diferentes, así en la historia se han desarrollado cualquier tipo de genocidios y exterminios en nombre de la religión, la ideología, la moral o la supremacía.

Lo que no nos conviene nos agrede y se vuelve un enemigo al que tenemos que eliminar para que no nos elimine.

Y así caminamos por la historia de la humanidad haciendo responsables a los otros de nuestros irracionales miedos.

Como dice mi papá, la respuesta y la solución está en la educación y en la formación con valores de los individuos desde su primera infancia, lo que no nos queda claro es cuáles son los valores válidos, porque al parecer cada colonia tiene los suyos y lo que no se ajuste a nuestra escala de valores es pecado y, por tanto, una amenaza que hay que desactivar por el bien de los nuestros.

¿Quién nos dijo que había que tenerle miedo a las brujas y no a los que las quemaban?

“Quien con monstruos lucha cuide a su vez de no convertirse en un monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, también este mira dentro de ti”.

-Friedrich Nietzsche-

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