Por. Alfonso Jesús García Pérez
La mayor violación a la soberanía de México es la alianza política de AMLO con Trump en contra de Joe Biden. Las declaraciones de AMLO en contra del gobierno norteamericano son puras poses enmarcadas en su desesperación por lucimiento internacional, el cual no ha prosperado, y en la estrategia del leal matrimonio AMLO-Trump para conservar al poder hemisférico.
“Dime que hablas y sabré de que adoleces”, es el culterano refrán que aplica para el caso de las quejas de AMLO en contra de las presuntas violaciones a la soberanía de México por parte del gobierno norteamericano, al opinar, en el marco del T-MEC, sobre temas de narcotráfico y fronterizos.
La hipocresía de AMLO es enorme si consideramos que no hay congruencia en sus quejas sobre el “intervencionismo yanqui violador a la soberanía nacional”, cuando se trata del irregular juicio en Estados Unidos de América en contra García Luna, un funcionario mexicano vinculado al opositor Felipe Calderón Hinojosa. En este caso, AMLO alegremente utiliza resoluciones y acciones de un gobierno extranjero para su guerra intestina contra el PAN.
Pero, ¿qué diría AMLO si el gobierno, el Poder Judicial o el Congreso de USA dieran trámite a las menciones en contra de Bartlett en tres carpetas de investigación de la Drug Enforcement Administration, DEA? ¿O si juzgaran en USA a Américo Villarreal o a Mario Delgado?
Es decir, para AMLO si Trump interviene en la política mexicana no hay violación a la soberanía nacional mexicana; y si las autoridades gringas agreden a personajes del PAN o del PRI, pos tampoco hay violación a la soberanía. Así pues, llegamos al meollo del asunto:
El mayor caso de violación a la soberanía mexicana, después de la segunda guerra mundial, fue protagonizado por el súper millonario y ultraderechista Alejandro Gertz Manero, al final del sexenio de Echeverría y al principio del de López Portillo, cuando el hoy fiscal general de la República encabezó la “Operación Cóndor”, desarrollada por las agencias estadounidenses DEA y Central Intelligence Agency, CIA, en México, con el apoyo de los gobiernos mexicanos en turno, para supuestamente perseguir a las pandillas mexicanas de narcotraficantes, pero que al final de cuentas fue una guerra sucia en contra de opositores de izquierda, falsamente acusados de “terrorismo”, desplegándose alegremente y actuando como fuerzas armadas estadounidenses en el territorio mexicano.
Esto convierte a Gertz en una de los mayores y más peligrosos lacayos del imperialismo yanqui, al que el presidente AMLO simula combatir, además de confirmarle como el peor inquisidor contra la izquierda mexicana.
A aparte de haber sido secretario de Seguridad Pública del presidente Vicente Fox Quezada (y de ser acusado de plagio literario y científico al presentar investigaciones falsas ante el Sistema Nacional de Investigación, SIN), Gertz Manero siempre ha confesado ser de ideología de derecha. A continuación, lo citamos en su libro “México: perfil de un rostro oculto“: “… Lázaro Cárdenas era un plan de corte totalitario y primitivo que iba a frenar la modernidad y la democracia en México… un tutelaje primitivo e inadecuado para la prosperidad del país” (página 201). Y sólo Gertz Manero, uno de los más derechistas y conservadores del mundo, pudo proponer desaparecer de la ley mexicana al delito de feminicidio.
Surge una duda: ¿No existen mexicanos o mexicanas de izquierda capaces de hacerse cargo de la Fiscalía? ¿Sólo los derechistas conservadores o los panistas pejepurificados tienen aptitudes para gobernar en la 4T?
Fue y es una decisión firme de AMLO el no designar a persona alguna de izquierda o con trayectoria de lucha democrática en su gabinete de gobierno.
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