Por. Adriana Luna
Aunque el cuerpo esté en prisión la mente es libre para crear y hasta ser feliz; sin embargo, cuando hay dictadura de pensamiento el panorama suele ser trágico.
El mundo se encuentra sumergido en conflictos bélicos, violencia y autoritarismos, causando dolor de millones de personas. Latinoamérica está enfrentando tiempos convulsos con la llegada de gobiernos populistas, demagogos, intolerantes, fanáticos. La mayoría llegó porque los electores no se pusieron a pensar en las consecuencias al emitir su voto, dijo categórico el Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, en el marco de la Bienal de novela que lleva su nombre y que tiene como sede Guadalajara.
El peruano siempre dice que no quiere hablar de política en un país ajeno al suyo, pero inevitablemente termina haciéndolo. Se refirió específicamente a México y la amenaza a la libertad de expresión, pero especialmente alertó de un fenómeno que puede causar estragos generacionales:
“La importancia de que la cultura de la libertad pueda reinar plenamente en México, país que ha soportado en años recientes amenazas y desafíos muy duros. Más allá de América Latina, no sólo los autoritarismos y guerras imperialistas amenazan la libertad y la cultura, también la deformación académica que ha dado en llamarse ‘cultura de la cancelación’, esa especie de dictadura del pensamiento único que impide hoy en la universidad, los medios de comunicación y las redes sociales el libre intercambio de ideas en nombre de la corrección política y el fanatismo identitario”.
Los gobiernos autoritarios llegan por la vía democrática, pero se estacionan en territorios con consecuencias que pueden durar más de lo esperado.
“Costará tiempo y esfuerzo liberarse. En muchos casos esto será por culpa de votantes que no supieron medir las consecuencias de sus preferencias, y otros, por actos de fuerza, circunstancias que torcieron la voluntad popular. La realidad es que en América Latina, la libertad no pasa por un buen momento y frente a ello una respuesta necesaria es la reafirmación de la cultura”.
Como suele hacerlo, Vargas Llosa repasó la situación que impera en varios países latinoamericanos y las amenazas que enfrentan, que curiosamente suelen ser similares. Así que vuelve a enfocarse en la cultura, como un antídoto para generar conciencia individual, con el fin de que posteriormente se vuelva una transformación colectiva.