Por. Marissa Rivera
Asiduo a quejarse del pasado para ignorar el presente, el presidente ha evadido temas que como opositor hubieran sido oro molido para él.
Pero no. No supera el deseo permanente de ser opositor, de ser el candidato que llena plazas, el candidato que está en las boletas electorales, el orador calificado para cuestionar al mal gobierno.
Hoy, todo lo que cuestionaba se le ha revertido. Hoy, evade la realidad, por inseguridad, miedo, incluso ira, o como estrategia para ejercer control, que tanto le encanta.
La trillada narrativa contra sus adversarios, por el mínimo señalamiento, lo distrae, lo enfurece, no lo dejan gobernar para todos.
Y prefiere escabullirse de una realidad que lastima.
La violencia no cesa en el país, la economía no crece, la canasta básica para unos, es inalcanzable. Las medicinas escasean. El sistema de salubridad es deficiente.
No erradicó la corrupción, al contrario, sigue viva. Es un barril sin fondo.
El desfalco en Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex), ya rebasó los 15 mil millones de pesos, lo que significa dos estafas maestras de la administración de Peña Nieto. Una de las principales banderas de lucha de López Obrador.
Pero acá donde la corrupción reina, el silencio aumenta. Donde los míos roban, la justicia es ciega.
Una senadora recibiendo miles de pesos en efectivo, oronda pasea por el recinto. Sin enfrentar la ley. Ni la vergüenza ni el orgullo la harán renunciar.
La llamada 4T es la administración del no pasa nada, del no somos iguales. Acá se roba por causas justas.
No les vengan conque la ley es la ley.
La Secretaría del Bienestar pagó 48 millones de pesos por pensión a más de 13 mil muertos.
Una ministra colocada por el presidente es acusada de plagio, se aferra al puesto, abusa del poder para callar a la UNAM y él la defiende.
El INE es un estorbo, vamos a terminar con él.
El crimen organizado participa en las elecciones, vamos a voltear para otro lado.
Esa ha sido la estrategia de esta administración. Lo que no me gusta lo aplastó. Los que no están conmigo los exhibo. Los que me cuestionan, vamos contra ellos. Los que me aplauden, bienvenidos, sean.
Pero no todo le sale bien al presidente y eso lo enfurece. Todos los días se enoja. Todos los días, un comunicador, un medio de comunicación, una portada o una pregunta lo irrita.
En coraje más reciente ocurrió por culpa de su cortina de humo.
Agotado de repetir siempre lo mismo aprovechó el juicio contra Genaro García Luna, para según él, informar a la sociedad.
Y justo el Día del amor y de la amistad, el 14 de febrero, su nombre se mencionó en el juicio.
Habían pasado 12 días de audiencias en el juicio contra García Luna.
El abogado César de Castro, preguntó al testigo de la Fiscalía, El Rey Zambada:
– ¿Recuerda hablar que le dio a AMLO siete millones de dólares? Preguntó el abogado al narcotraficante.
– No, respondió el testigo.
– ¿Recuerda haber dado, 7 millones a Gabriel Regino para una campaña de AMLO?
– Sí, recuerdo que a él le pague un dinero, pero no para López Obrador.
La fiscal hizo una objeción y el tema quedó excluido.
El jurado encontró culpable a Genaro García Luna, pero el daño estaba hecho.
Falso o no, su nombre apareció en el juicio y eso como diría él, calienta.
Las cosas en el país no están bien y él lo sabe.
El dinero que regala a su clientela electoral ya no alcanza.
¿Será por eso que la corrupción en su administración no se castiga?
Cómo diría César de Castro al final del juicio de García Luna, pero enfocados a Segalmex ¿dónde está el dinero?
El próximo domingo, la oposición tiene la oportunidad de mostrar su inconformidad y manifestarse de manera pacífica en el país.
No importa que en Palacio se enojen. Todos los días hace coraje, uno más, es lo de menos.