Por. Paloma Cuevas R.
En la primera conmemoración de este recién estrenado 2023 del Día Naranja y su invitación para “pintar a México” del mencionado color, la cual es emitida por la ONU Mujeres México, que a través de su Campaña ÚNETE, invita a eliminar la violencia ejercida en contra de las mujeres y las niñas.
Dicha violencia limita la posibilidad de alcanzar una sociedad justa y tiene consecuencias físicas, sexuales, psicológicas e incluso mortales en más de la mitad de la población. Debo ser honesta, la labor de llamar la atención sobre las violencias a las que las mujeres estamos expuestas todos los días me parece fundamental en un entorno que continúa siendo adverso, sin embargo, en muchas ocasiones creo que no hemos logrado como sociedad ser contundentes en estos esfuerzos, principalmente en el de exigencia de seguridad y satisfacción de resultados ante las conductas delictivas que se han apropiado de nuestra paz y nos han secuestrado la tranquilidad.
No me malentiendan mi corazón late como burro sin mecate a cuatro colores, Rojo, aunque haya quienes dicen que todo está perdido, “yo vengo a ofrecer mi corazón” y creo realmente que en la unión comprometida entre mujeres habita la posibilidad de terminar con los abusos.
Violeta, como parte de la lucha feminista y de la empatía hacia las mujeres trabajadoras de la Cotton Textile Factory que fue testigo de los abusos laborales que dieron origen al Día de la Mujer Trabajadora y que hasta ahora cobijan las acciones de todas aquellas que sabemos que ser feminista es saber que las mujeres también somos seres humanos.
Verde, como parte de la lucha de las mujeres porque la maternidad sea una decisión y no una imposición que termine por seguir lacerando a la sociedad y las infancias.
Y por supuesto Naranja, por el sueño de que las hijas de mis hijos crean que todas las atrocidades que hoy vivimos, que las mujeres lastimadas, golpeadas, violadas, asesinadas y desaparecidas no son una realidad, que sus padres, hermanos, novios, maridos y amantes jamás serían capaces de lastimarlas y menos aún violentarlas.
Desafortunadamente las cifras no son halagadoras, de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo de Seguridad Pública hubo 947 mujeres asesinadas durante 2022, bajo la tipificación de feminicidio.
El Estado de México ostenta el deshonroso primer lugar con 138, lo sigue de cerca Nuevo León con 102 y la Ciudad de México con 73.
Sumando 313 mujeres que no regresarán a casa, que no cumplirán sus sueños y a quienes se arrancó la posibilidad de vivir y que representan el 33.05% de las cifras.
Ojalá aprendamos a pensar en personas y no en cifras, en historias y no en estadísticas, en familias y no en gráficas.
Que portar un listón sea algún día una representación de un evento histórico, de un reconocimiento y de que tuvimos la fuerza de cambiar el curso de las cosas desde la consciencia, hasta entonces el único color posible sigue siendo el del luto.