- Con tan poco chance de divertirnos como en un antro
Por: Cut Domínguez
La Posada
Era tan inmenso el silencio de la tarde. Y solitario el barrio donde vivo. Vana fue mi intención para no responder el teléfono chillón abarcando casi el universo. Mi oído se afiló para escuchar la voz de un amigo que me invitaba a una Posada. Me divertí poco, pues los asistentes estuvieron algo extraños. Hoy en día, se hace una alabanza a María y José con cánticos. Se comen tamales, atole, buñuelos y los dulces de las piñatas que se rompen. ¿La organizadora? Pues nada menos que la esposa del amigo convocante; una señora que movía a sorpresa con sus expresiones repletas de contento y afectos incomprensibles. Lo menos importante en una Posada es el pobre hombre como yo que asiste a ella. Y mientras las gentes no acepten estas ideas, continuaremos yendo a dichas fiestas con tan poco chance de divertirnos como en un antro.
El ponche
Decidieron pasar la Noche Buena en casa. En un silencio que no duerme, insomne, inmóvil. Tomaron una taza de ponche con vino, luego dos. Él la miró, vestida rozaba el uno sesenta y cinco. Tomaron más ponche, la desnudó. Volvió a mirarla. Era infinita.
El Origami
Al recordar los momentos vividos en el año intenté cerrar los ojos y dormir, algo que no pude hacer. Inevitablemente su nombre su nombre venía a mi pensamiento y comencé a repetirlo como se escribe una frase en un papel, como un origami mental. Fue así que lo doblé de mil formas distintas: como un pájaro en vuelo, un cofrecito, una flor, una canción, una vela con perfume delicioso, una boca en forma de corazón…Esparcí tales figuras por toda mi cama. Algunas las coloqué a mi lado y les pedí dormir conmigo. Luego, al relajar mis pupilas con movimientos lentos de mis párpados, pude sentir el latir de cada uno de sus corazones. Con este concierto de palpitaciones y un prolongado suspiro que me salió del alma, la prudencia me aconsejó dejarlas ir, no sin antes repetir una y otra vez: ¡te amo!
Buen consejo
Mi abuelo Alberto decía “A las mujeres no hay que entenderlas, hay que quererlas”, comienza el año tranquilo no son tan complicadas, reiteraba siempre. Solo necesitan amor, mucho amor, trátalas como quieras que traten a ti, escúchalas, dales flores, zapatos, sexo, recuerda sus fechas importantes, entiende que si dicen sí es no, más zapatos, no les lleves la contraria, más zapatos y aprende a leerles el pensamiento.