«CEREBRO 40» ¡Que vivan las niñas! - Mujer es Más -

«CEREBRO 40» ¡Que vivan las niñas!

Por. Bárbara Lejtik

El 11 de octubre de celebra el Día Internacional de la Niña y a diferencia del Día de la Mujer, que se instituyó para conmemorar el fatídico día en que cientos de trabajadoras murieron y sirve para recordar las condiciones de desigualdad e injusticia en las que viven millones de mujeres en todo el mundo, el de la niña nos da una luz de esperanza en temas de equidad.

Niños y niñas tienen todos los mismos derechos, algunos de los más importantes son: derecho a la vida, derecho a la identidad, derecho a la igualdad sustantiva, derecho a la educación, derecho a la alimentación, derecho a una vida libre de violencia, entre muchos otros no menos importantes.

Para la sociedad los niños y las niñas deben ser prioridad y los adultos debemos garantizar que tanto los niños que pertenecen a nuestra familia o a nuestro círculo social, crezcan sanos y protegidos, sin dejar a un lado a todos los niños del mundo, pues todos, absolutamente todos son merecedores de respeto y protección por parte de su comunidad.

Todas las mujeres que caminamos sobre la faz de la tierra fuimos niñas alguna vez y de la experiencia de nuestra infancia se forma la adulta que seremos en el futuro.

Una niña aceptada y amada, será sin duda una mujer segura de sí misma, valiente y responsable.

Una niña maltratada, discriminada o ignorada, llegará a la edad madura con múltiples conflictos que no le permitirán desarrollarse de manera sana mental y físicamente.

Tratar con una niña implica toda una responsabilidad e impacta directamente en toda la comunidad, ya que cada acto, cada palabra de sus padres, profesores, familiares, etc…, marcará en ella un criterio sobre sí misma y determinará una línea de comportamiento en su edad adulta.

Por eso es tan importante que además de hacer valer los derechos de la infancia tal y como lo dicta la ley, seamos conscientes de que las niñas y los niños necesitan y tienen derecho a una formación libre de discriminación, desigualdad y violencia.

Como niña que fui algún día, madre, tía y amiga de muchas amadas niñas considero de vital importancia que las niñas sean siempre tratadas con el mayor de los respetos, no sean juzgadas ni molestadas por su físico o sus capacidades motrices e intelectuales; por lo contrario, las niñas deben ser objeto siempre de un discurso positivo sobre su condición y sentirse animadas a crecer con libertad, vivir con seguridad, estudiar con entusiasmo, jugar con tranquilidad.

Cada niña es distinta, es un universo en sí misma y no está en este mundo para cumplir con las expectativas de sus padres, cada niña debe tener la libertad de ser auténtica y aceptada en la totalidad de su personalidad, porque todas las niñas independientemente de su carácter son dignas y esenciales en el desarrollo de una sociedad.

Serias o extrovertidas, energéticas o tranquilas, ruidosas, alegres, instintivas, fantasiosas, sociables, solitarias, tímidas, desparpajadas, cada niña es única e insustituible.

Todas las mujeres llevamos a la niña que fuimos dentro, latiendo en cada paso, recordándonos la importancia de cuidarnos a nosotras mismas, de hacernos valer, de no dejar que nadie nos haga sentir menos y mucho menos, nos maltrate.

Seamos mujeres y hombres responsables de la infancia, es la etapa más corta y más bonita si es bien vivida.

Hagamos que las niñas y los niños crezcan en un ambiente de cordialidad y respeto, para que en un futuro sientan amor por su planeta y sus habitantes.

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