- La diseñadora gráfica aparte de utilizar líneas, formas y texturas, debe ser buena investigadora y tener amplia cultura
Por: Cut Domínguez
Rebeca García lleva los labios pintados color bugambilia, que resalta su piel morena y su pelo negro. Como negras son las letras enmarcadas en un pequeño cuadro blanco, cuya frase CHINGONA llama la atención en un modesto estante acurrucado dentro de su estudio. La pregunta es obligada y responde con la frescura y vitalidad que contagian al sonreír: “Sí, soy así, además muy creativa, el cuadro lo compré en un bazar cerca de aquí”, dice.
Es una mujer de buen carácter. Habla sin retórica, con la naturalidad de quien, para triunfar en la vida actúa lo necesario pero con firmeza. Echa mano de las herramientas que bien conoce y hace su propio boceto: “Soy una mujer exploradora de todos los caminos que la lleven a encontrarse así misma. Rebeca García es una buscadora innata y en esta búsqueda, trato de disfrutar todo, sea mucho o sea poco”, confiesa.
Explica lo que parece ser su segunda piel, el diseño gráfico y la ilustración. “Es la habilidad de poder traducir mediante figuras, formas, colores, líneas, texturas, espacios, fotografías, dibujos…, y por medio de éstas transmitir un mensaje que terminará en una imagen”, cuenta, mientras un lápiz bailotea entre sus dedos. En su tranquilo departamento del sur de la Ciudad de México, añade que la diseñadora debe tener una amplia cultura para reunir ideas y, en consecuencia, un amplio acervo de propuestas. “Una investigadora, también, de los temas que trata. Una especie de actriz conocedora a fondo de su papel para poderlo interpretar correctamente”.
Con experiencia de más de 20 años en esta disciplina “Rebe”, como le dicen sus amistades, reitera que la imaginación es su mayor fortaleza. Presume de buen modo ser un caleidoscopio por la lluvia de conceptos que empapan su razón. No en vano adoptó la palabra Iktan, persona creativa en maya, y se identifica con el colibrí, pequeña ave multicolor que se mueve con rapidez, precisión e inteligencia. “Como ella, creo en el pensamiento espontáneo, espacial y sintético”, sentencia.
Egresada de la Universidad del Valle de México, expresa con brillante desenfado y en una estancia llena de imágenes que parece encantada: “Las mujeres tenemos un poder enorme, pero no nos damos el reconocimiento que conlleva dicho poder. Muchas son unas guerreras; sin embargo, no saben lo chingonas que son”. Respira y añade contundente que las mujeres son el corazón y las manos del mundo.
Admite, eso sí, que por mucho tiempo fue introvertida, callada y tímida; lo que le impidió hacer cosas que deseaba. “También algo chillona, ahora no tanto”, menciona divertida. “Actualmente estudio canto y eso ha cambiado mi carácter”. De igual modo, le dedica algo de tiempo al dibujo, la pintura, la caminata y la visita a librerías. No oculta, con cierto desencanto, su rechazo a perros y gatos. “Me causan alergia”, aclara.
Como en un cuento narra el nacimiento del que ahora es Bestiario Femenino, Mujeres de la A la Z, un hermoso libro, cuyo aroma de ángel, perfume de flor y alma de mujer atrapa. Tan cautivante que quien lo inhala queda embrujada/do sin más remedio que admirarlo y quedarse con él. “Es un abecedario con nombres de mujeres, cada uno de éstos lleva un texto que escribió Gabriela Gutiérrez Lila, y nos hizo salir de nuestra zona de confort en muchos sentidos. Enseguida de su impresión, fue un antes y un después para Gabriela y yo”, expresa.
Rebeca García detalla que ella y Gabriela Gutiérrez se conocieron en un taller. “Yo buscaba temas para ilustrar, ella me dijo tener unos textos, así que acordamos trabajar juntas. Decidimos imprimir el trabajo y sacarlo a la luz”. Luego, a la mitad de la pandemia, realizaron la presentación con mucho éxito.
“Todas llevan tatuado en el cuerpo su origen, su historia, su magia y su debilidad. Las hay de cabellos largos como raíces que se te hunden en el corazón y muy difícilmente podrás olvidarlas”, se lee en la presentación de Bestiario Femenino, Mujeres de la A a la Z.