#Storytelling
«Pronto oiré decir que tú también eres una anarquista peligrosa».
La mujer más peligrosa de América
Por: Raúl Jiménez Lescas
«Pronto oiré decir que tú también eres una anarquista peligrosa» le dijo su hermana a Emma. Tenía razón. ¿A quién se le ocurre levantar a su hermana cuando tienes insomnio?
A las hermanas hay que dejarlas dormir y no andar fantaseando.
Pero Emma ya estaba decidida. Veamos cómo fue su “revolución de las conciencias”. Cómo fue su formación política.
La famosa socialista que Emma admiró, Greie, dijo con claridad aquel domingo que les platiqué: “… los hombres de Chicago eran inocentes. Iban a morir por su ideal”. Serían los futuros “Mártires de Chicago”, los que se recuerda año con año el 1o de Mayo en todo el planeta. Y, seguramente, en otro planeta, cuando la humanidad invada otros planetas, ahí se luchará por los derechos laborales, como en Avatar.
¿Pero cuáles eran sus ideales?
Emma lo reflexionó años después: “Johanna Greie había hablado de Parsons, Spies, Lingg y los otros como socialistas, pero yo ignoraba el verdadero significado del socialismo. Lo que había oído de los oradores locales me había parecido insípido y mecanicista. Por otra parte, los periódicos llamaban a estos hombres anarquistas, lanzadores de bombas.”.
¿Qué era el anarquismo?
“Todo era muy intrigante -dice Emma- pero no tenía tiempo para mayores contemplaciones. La gente ya estaba saliendo y me levanté para marcharme. Greie, el presidente y un grupo de amigos estaban todavía en la tribuna. Según me giraba hacia ellos, vi a Greie que se dirigía hacia mí. Me sobresaltó, el corazón me latía violentamente y parecía que tenía los pies de plomo. Cuando me acerqué a ella, me cogió la mano y me dijo: ‘Nunca vi un rostro que reflejara tal tumulto de emociones. Debe de estar sintiendo la inminente tragedia intensamente. ¿Conoce a los hombres?’ [Los Mártires de Chicago].
Cualquiera se hubiera doblado ante la emoción, por ello, Emma me contó: “Con voz temblorosa le respondí: ‘Desafortunadamente no, pero siento lo sucedido con cada fibra de mi ser y, cuando la oí hablar, me pareció como si los conociera’.”.
Entonces, le puso la mano sobre el hombro y, le dijo con mirada firme:. “Tengo la impresión de que los conocerá mejor según aprenda su ideal, y de que hará suya su causa.”.
Así Emma corrió sin parar hasta su muerte a causa del anarquismo, porque creía que eso salvaría a la humanidad.
Running to Stand Still, diría U2.