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«CUARTO PISO» El miedo a perder

Por. Marissa Rivera

La jornada del domingo será la última llamada para la oposición.

O ganan por lo menos dos de las seis gubernaturas o pueden irle entregando el Estado de México y Coahuila a Morena, en el 2023, previo a la elección presidencial del 2024.

En Quintana Roo y Oaxaca, no hay nada que hacer. Las plazas las tiene Morena en la bolsa.

Aguascalientes y Durango parece que son para la Alianza.

Y aunque en Tamaulipas e Hidalgo, los candidatos de Morena llevan ventaja, hay mucho que analizar.

Ya vimos que después del 2018, las elecciones para las gubernaturas han sido, por decir lo menos, raras.

La intervención del crimen organizado ha sido un elemento fundamental para derrotar al adversario.

En Sinaloa, por ejemplo, durante la elección del 6 de junio de 2021, el crimen organizado secuestró, durante la jornada, a los principales operadores de la oposición.

Y en esa situación, dijeron los afectados, no había mucho que hacer, estuvieron en casas de seguridad, sin sus pertenencias y una hora antes del cierre de las casillas, fueron liberados.

También, intimidaron a las familias de los candidatos de oposición en varios municipios para obligarlos a declinar en la contienda.

En Tamaulipas como en Sinaloa existe una fuerte presencia del crimen organizado. Y tanto el candidato de Morena, como el de la Alianza, se han acusado de tener vínculos con ellos.

Incluso, el gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, a quien el gobierno federal le giró una orden de aprehensión por delincuencia organizada, salió a denostar, acusar y exhibir al candidato del presidente.

El gobernador tamaulipeco echó todo su resto y acusó a Américo Villareal de nexos con el asesinado Sergio Carmona Ángulo, empresario ligado al huachicol.

Pero el gobierno federal no se quedó con los brazos cruzados y de pronto la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación reveló que para este miércoles uno de junio, cuatro días antes de la elección, decidirán sobre el desafuero del gobernador.

En las elecciones siempre ha habido guerra sucia, pero cada vez encuentran mayor hostilidad para atacarse entre ellos.

Hidalgo es un caso distinto. Todo comenzó con el desencuentro y acusaciones dolosas entre el gobernador Omar Fayad y el presidente del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, por la imposición de Carolina Viggiano.

La foto del reencuentro, lejos de cerrar las heridas las dejó más abiertas y fue evidente el fastidio de Fayad Meneses.

Tanta fue la molestia que se le ha visto más en antros, mezclando música y cantando, que apoyando la campaña.

Las últimas elecciones en Hidalgo han tenido conflicto con las encuestas. Advierten un día de campo para un candidato, pero durante la contienda, las cifras son otras.

Por eso el candidato de Morena, no se puede confiar. Porque va a competir nada menos que contra dos de los principales operadores electorales del PRI, la candidata Carolina Viggiano y su esposo Rubén Moreira Valdez.

Además, algo llamó la atención al Presidente López Obrador que dos veces desde el paredón mañanero se fue contra la candidata ¿pues que cifras vio? O ¿por qué metió las manos?

También es evidente que querrán cobrarle la factura a su esposo, quien como líder de la bancada del PRI no pudo hacer nada para darle a Morena los votos que necesitaba para aprobar la Reforma Eléctrica.

Ya vimos que tanto el gobierno federal como la oposición han enviado toda la artillería a apoyar a sus candidatos. Gobernadores, secretarios de estado, jefa de gobierno, funcionarios públicos y legisladores, entre otros.

La guerra se incrementará a pesar de la veda electoral, que comienza el primer minuto de mañana, jueves 2 de junio.

Espacio que muchos y de todos los colores, aceitarán, lamentablemente, con el peor enemigo de la democracia, la compra del voto.

Ojalá, el gran vencedor, no sea el abstencionismo.

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