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«RETROVISOR» Oaxaca: paraíso del PRIMOR

Por. Ivonne Melgar

Oaxaca es el paraíso electoral del presidente de la República y el modelo que quisiera replicar donde todavía sobreviven quienes llegaron al gobierno estatal postulados por el PRI.

Un gobernador de brazos caídos en su militancia partidista y una oposición que este 5 de junio quedará en los huesos.

Pero no se trata sólo de que Alejandro Murat haya renunciado al ejercicio activo de su militancia priista y a la posibilidad de hacer política con su marca de origen.

Lo relevante del caso es que el hijo del exgobernador José Murat se asimiló a la autoproclamada Cuarta Transformación desde el día 1 del gobierno federal.

Más todavía: hoy que los priistas oaxaqueños se duelen del abandono de la figura que tradicionalmente los aglutinaba, confirman sus sospechas de 2018: el gobernador desistió en el apoyo a los suyos, siguiendo el modelo del PVEM que su homólogo Manuel Velasco de Chiapas desplegó hace 4 años: bajo los reflectores decían estar con José Antonio Meade, pero se pusieron a las órdenes de López Obrador. Una mezcla de temor, pragmatismo y olfato: frente a un liderazgo presidencial centralista que se avizoraba, era más ventajosa la entrega obediente que una incierta resistencia opositora.

Si bien en el PRI sólo Miguel Riquelme de Coahuila se quedó al margen de la cortesanía que –bajo el argumento de sostener una relación institucional– tomaron los gobernadores priistas, ahora embajadores, no todos presentan el mismo grado de alineamiento.

En tres domingos sabremos de qué tamaño es el PRIMOR de Omar Fayad en Hidalgo y conoceremos el de Alfredo del Mazo cuando arranquen las previas en el Estado de México.

Pero de Alejandro Murat no hay duda: sus destapadas aspiraciones presidenciales están relacionadas con la estima que le tienen en Palacio Nacional.

No es gratuito que el secretario particular del gobernador Murat en 2018, Raúl Bolaños Cacho-Cué, fuera como cuota del PVEM al Senado, en la coalición de fachada que tenía con el PRI.

Tampoco es casual que Bolaños fuera el legislador que propuso la fracasada pretensión gubernamental de ampliar la presidencia del ministro Arturo Zaldívar en la Suprema Corte. Ni es un gesto aislado que esta semana el excolaborador de Murat acudiera a su natal Oaxaca, con el jefe de su bancada, el senador Velasco, para prefestejar el triunfo del abanderado morenista Salomón Jara Cruz a la gubernatura.

Porque, como lo pronosticó en esa visita el jefe de la bancada oficial, Ricardo Monreal, ahí habrá carro completo a favor del experredista, funcionario en la gestión de Gabino Cué, impulsor de Morena desde 2013 y a cargo de las tres campañas presidenciales de López Obrador en la entidad.

Y aunque su postulación quedó etiquetada por las irregularidades con violencia que denunció la legisladora Susana Harp y que son atribuibles a los nexos del futuro gobernador, él tiene los méritos para gozar de la confianza presidencial: picó piedra morenista, cuenta con una red de alcaldes afines y sabe del tejemaneje en los congresos local y federal, político y electoral.

Aun cuando el abstencionismo puede arruinar su promesa de reunir 1. 5 millones votos, porque su perfil está lejos del 80 % de respaldo que entre los oaxaqueños tiene López Obrador y del 60 % de Morena, Jara Cruz cuenta con un entorno que habría sido de ensueño para cualquier antecesor.

De entrada, el senador con licencia no le debe nada al gobernador Murat, quien a diferencia de su padre –que le hizo la vida de cuadros a su sucesor Ulises Ruiz— guardará la mesura, a sabiendas que el golpeteo al proyecto estatal 4T podría hacer públicas las críticas que en voz baja los morenistas cuchichean sobre el manejo de la deuda estatal, por ejemplo, ya que hasta ahora la instrucción superior ha sido el silencio al respecto.

Si bien el candidato del PRI a la gubernatura, Alejandro Avilés Álvarez, también es un destacado operador político, se prevé que quedará 30 puntos abajo, por lo que no habrá para el primer gobierno morenista oaxaqueño ningún opositor de cuidado.

Porque aquí la competencia no es de proyectos ni de ideas, sino por la cercanía con “Ya sabes quién”, como alude Jara a López Obrador al presentarse como un indígena zapoteca, luchador de izquierda y con 30 años de trabajar con él.

Pero Murat también puede presumir haber sido de los gobernadores con más recursos para caminos e infraestructura en este sexenio, una realidad que prueba el amor que López Obrador declara tenerle a la tierra de Benito Juárez y una retribución a la disciplina del priista en el cumplimiento de esa exigencia del líder de la 4T: que nadie ponga en entredicho su poder ni lo contradiga.

Y como esa premisa aplica en otros frentes, Salomón Jara se ha dado el lujo de no hacer compromisos con la otrora tan rijosa Sección 22 de la CNTE, aplacada desde Palacio Nacional.

Si bien el magisterio obradorista asegura haberse replegado de la campaña de Morena, lastimado por declaraciones que el futuro gobernador hizo sobre el daño que padecen los niños ante el recurrente abandono docente, es evidente que el Oaxaca que hace 16 años ardía en la antesala de las urnas, hoy es el paraíso electoral de la 4T.

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