Por. Paty Betaza
En medio del llanto, dolor, rabia, pero sobre todo coraje de sus padres, Debanhi Escobar de 18 años de edad fue sepultada en el municipio de Galeana, Nuevo León. Coraje porque fueron trece días de búsqueda infructuosa. Trece días en los que presionaron a las autoridades para que la encontraran con vida. Trece días para escuchar que su hija había sido encontrada muerta en una cisterna del motel Nueva Castilla, a unos cuantos pasos del lugar donde se le tomó la última foto con vida, la carretera de Escobedo a Laredo, considerada la más peligrosa del país. Esa fotografía que dio la vuelta al mundo y que mostraba a una jovencita de falda larga, top, tenis y cubrebocas contemplando la nada en la obscuridad de la madrugada en Nuevo León. La tarde del viernes la Fiscalía del estado informó que Debanhi murió por una contusión profunda en el cráneo y al caer a la cisterna ya estaba muerta. Desde que se supo que se trataba del cadáver de Debanhi, las dudas comenzaron a surgir desde el fondo de la cisterna donde la encontraron. ¿Por qué durante cuatro supuestas inspecciones en el motel no se encontró nada? ¿Por qué las supuestas amigas de la última fiesta a la que asistió la dejaron irse sola con un conductor de confianza? ¿Qué pasó en esa fiesta? ¿Qué ha pasado con el conductor del taxi donde iba la joven? ¿Por qué se bajó del vehículo? ¿Por qué le tomó la foto? Las autoridades de Nuevo León dijeron que la muerte de Debanhi se investigará como feminicidio. De acuerdo con la Organización Impunidad Cero, la mitad de los feminicidios en México quedan impunes. En este año, datos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana refieren que en enero se cometieron 79 feminicidios en el país, 82 en febrero y 73 en marzo.
Mario Escobar, padre de Debanhi, dio las gracias a todos los que asistieron al sepelio de su hija y dijo:
“No pararé hasta que se castigue al responsable”. Así lo esperamos todos en este país violento e impune, especialmente con sus mujeres.