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«EL ARCÓN DE HIPATIA» Desapariciones: no es una campaña de desprestigio

Por. Saraí Aguilar

México se ha convertido en una gran fosa. Esto desgraciadamente es una realidad y no simplemente un lugar común.

Basta con ver las cifras y datos que arrojó la ONU sobre México, de acuerdo con el Comité contra las Desapariciones Forzadas (CED, por sus siglas en inglés).

“Había 95 mil 121 personas registradas como desaparecidas al 26 de noviembre. De esas, se agregaron 112 desapariciones durante la visita del Comité. Según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas, hubo 8 mil casos nuevos cada año en los últimos cinco años”, enunciaron.

Para el Comité, los servidores públicos y el crimen organizado son responsables del creciente número de desapariciones forzadas en México.

Pero no así para el presidente de la Nación.

Durante una de las conferencias de prensa de la semana anterior, el presidente Andrés Manuel López Obrador fue cuestionado sobre el informe del Comité de la ONU. El mandatario optó por evadir el cuestionamiento asegurando que su gobierno está trabajando para garantizar la paz y posteriormente arremeter contra la periodista Carmen Aristegui, a quien acusó de armar campañas de desprestigio en su contra. Pues al parecer no importan las desaparecidas ni las muertas, solo la popularidad.

Pero aunque ya no estén para alzar la voz, la realidad no se puede tapar con un dedo o con un discurso.

Según datos públicos, más de 52 mil personas fallecidas no identificadas se encuentran en fosas comunes, instalaciones de los servicios forenses, universidades y centros de custodia y almacenamiento forense.

Y de impunidad mejor ni hablemos. Pues de acuerdo con el informe, hasta noviembre del año pasado, solo un porcentaje muy pequeño de los casos de desaparición, entre el 2 y el 6 por ciento, habían resultado en procesos penales, y solo se habían dictado 36 condenas en casos a nivel nacional.

Desgraciadamente los (malos) ejemplos cunden. Y el no responsabilizarse por las políticas de seguridad es repetido por funcionarios en entidades asoladas por desapariciones. Tal es el caso de Nuevo León. Durante abril, el Grupo Especializado de Búsqueda Inmediata ha emitido 20 alertas por la desaparición de mujeres en el estado. Pero para el secretario de Seguridad Estatal, Aldo Fasci, no hay mayor problema que el de jóvenes que no se reportan con sus padres.

Y así, la culpa la tiene la víctima o aquellos quienes informan.

¡Ojalá y todo fuese obra de una campaña de desprestigio! No habría hogares enlutados sin el consuelo de una tumba. Madres y familiares deambulando de baldío en baldío rastreando a sus desaparecidas. Nunca sabremos los horrores que pasaron aquellas que ya no están en sus últimos instantes. Ni los terrores de sus seres queridos de tan solo imaginarlo.

Por ello, es por lo que miles deambulan en este país en una búsqueda en la cual ellos también dejan la vida. Sostenidos de la esperanza de aquel que ya perdió todo y lo imposible parece mantenerlos de pie. Esto no es una campaña de descrédito. Por más horrible que parezca: es la realidad.

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