Por. Patricia Betaza
El video es muy breve pero contundente: “no fui robada ni nada… yo me salí de mi casa por voluntad propia”. Así resume Kimberly Ruiz Lugo el motivo de su “desaparición” durante unos días, tras la alerta que lanzaron sus familiares, especialmente su madre. Pero cuando fue localizada, por fortuna con vida y en buenas condiciones de salud, la jovencita decidió subir a redes los motivos de su “desaparición”. Explica que le dijo a su mamá que ya no iba a regresar a casa , “porque en ella me violentaban, yo temía por mi integridad física y moral”. Para dar muestra de lo que vivía en el seno familiar, Kimberly explicó que había tenido la oportunidad de grabar a su madre completamente agresiva y alcoholizada. Deja correr la grabación y se ve cuando una mujer que, apenas puede hablar, pero con toda furia rompe el cristal de la puerta de un cuarto donde aparentemente la joven se protegía. Ahí remata que no fue un berrinche su decisión de abandonar el hogar. Por fortuna Kimberly pudo contar su historia. No es el caso de muchas jóvenes y mujeres de este país víctimas de feminicidio, siete por día según los últimos datos oficiales. Pero sí es un llamado de atención para ver una de las razones poderosas que podrían estar arrojando a muchas, a dejar el hogar familiar y exponerse a otras violencias e incluso a encontrar la muerte. Hay que tener en mente que durante la pandemia se ha incrementado la violencia intrafamiliar. Aquí algunos datos: 90 por ciento de las violaciones contra niñas en México se realizan en el entorno familiar. Diversos estudios indican también que, en el hogar ocurren diferentes tipos de violencia, especialmente contra las niñas y jóvenes, que van desde golpes a maltrato psicológico, verbal o descuido y abandono. Y si no se sienten y están seguras en el entorno familiar, menos en las calles. El caso de Kimberly debería prender también los focos rojos de lo que en los últimos meses ha sucedido con decenas de jovencitas en el país.