«EL ARCÓN DE HIPATIA» AMLO y las vendedoras de tlayudas: no romanticemos la precariedad - Mujer es Más -

«EL ARCÓN DE HIPATIA» AMLO y las vendedoras de tlayudas: no romanticemos la precariedad

Por. Saraí Aguilar

“¡Qué poco conocen México y las culturas de nuestro país, ya quisieran comerse una tlayuda! ¿Qué quieren? ¿Cómo se llaman las tortas de Estados Unidos? ¿Hamburguesas? Pero es mucho el racismo, el clasismo y el coraje”, dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador en su conferencia hace una semana.

Con estas palabras el mandatario encabezó la defensa de la vendimia ambulante de tlayudas en el nuevo Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).

Y si bien podríamos emprender un diálogo de sordos entre los grupos que defienden a ultranza al gobierno –como si ejercer la acción ciudadana fuese convertirnos en barristas de los gobernantes– y los férreos opositores que caen ante la menor provocación, en esta ocasión el clasismo y discriminación sí es evidente… pero de parte del mismo presidente, quien romantiza la imagen de las mujeres trabajadoras en la informalidad.

De acuerdo con el portal de ONU Mujeres, ya sea como vendedoras ambulantes, empleadas domésticas, trabajadoras de la agricultura de subsistencia o ventas, las mujeres tienen una representación desproporcionadamente elevada en el sector informal. Carecen de la protección que ofrecen las leyes laborales y de prestaciones sociales como las pensiones, los seguros de salud o los subsidios por enfermedad remunerados.

En México, la mayoría de las mujeres en México que se encuentran dentro de la Población Económicamente Activa (PEA) trabajan en la informalidad al realizar actividades como comercio, manufactura y servicios sociales, indican las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

Pero cuando se trata de quedar bien con el jefe, nada es suficiente. Eso demostró la lectora de la sección “Quién es quién en las mentiras”, Ana Elizabeth García Vilchis. “A mucha honra”, dijo, y descalificó a quienes dijeron que “somos la cultura del tianguis y la garnacha”.

No se trata de ufanarse de tener altos niveles de informalidad y de empleos sin prestaciones. Pues el problema no son las garnachas, sino que en cada mujer en un puesto callejero tengamos a una persona en el desamparo social. A esto se suma que más de 9 millones de hogares en México son sostenidos por una jefa de familia.

“El empleo informal, el subempleo y el desempleo están asociados con menores niveles de ingresos laborales y, por tanto, una mayor probabilidad de que esa mujer y su familia estén en situación de pobreza o vulnerabilidad”, denuncian Gabriela Inchauste y Ayslin Isik-Dikmelik, economistas del Banco Mundial, entrevistadas por Forbes México (abril 2021).

Y si bien se podrá alegar que el mandatario ya abrió la posibilidad de proporcionar espacios dentro del aeropuerto a vendedores de antojitos, esperemos que tome en cuenta que sólo el 10 por ciento de los establecimientos MiPymes con mujeres propietarias han gozado de los beneficios de créditos bancarios o de cajas de ahorro durante los últimos años. Porque una cosa es hablar y otra cumplir.

¿Ve señor Presidente como el problema no son las tlayudas sino el romantizar la precarización?

 

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