Por. Bárbara Lejtik
¡No les faltó casi nada! Más que buenos conductores.
Frivolidad absoluta lo sé, completa incongruencia de mi parte, mi placer verdaderamente culposo, hace muchos años que dejé de pelear con eso.
La entrega de los Premios Oscar es sin duda mi evento mediático favorito.
Tal vez necesito ir a terapia y enfrentarme de una vez por todas a este monstruo de frivolidad que vive dentro de mi, pero por lo menos anoche lo alimenté gustosamente.
Los Oscar, un evento 100 por ciento visual, están cercanos a cumplir 100 años premiando a lo mejor del cine, algo que de entrada es ya una contradicción. ¿Con qué argumentos puede un grupo de expertos decidir que una película o una actuación es mejor que otra? Partiendo de criterios completamente distintos.
Compiten en la misma plataforma comedias, dramas, musicales, de acción, de terror o de denuncia social.
Otorgar un primer lugar es algo inconcreto y por demás narcisista, como lo es la famosa Academia y el país al que el evento pertenece.
Pero, es muy divertido; los cinéfilos de corazón disfrutamos viendo todas las películas, haciendo predicciones con base en preferencias y tendencias, admirando a nuestros personajes favoritos desfilando en la alfombra roja, pero sobre todo, rindiendo todos, cada quien desde su escala de valores a el cine, el séptimo arte, para mí uno de los mejores entretenimientos que ha inventado el ser humano.
El cine, que no se nos olvide, es el verdadero protagonista de este evento y de todos los que se dedican a clasificar, nominar y premiar las películas que se estrenaron en el año.
Los homenajes in memorial a los que ya no están, los reconocimientos a las trayectorias y la participación de legendarias estrellas, son lo que nos hace más apetecible el banquete.
Este año se rindió un emotivo homenaje, a la que para mí es la mejor película de la historia. El Padrino, y yo creo que para muchos, y eso se notó con la ovación de pie de los asistentes y de la que escribe en mi sala de tele, con la presencia en el escenario de el vanagloriado Director Francis Ford Coppola y dos de los tres inolvidables actores que protagonizaron la historia, Robert De Niro y Al Pacino, vistos desde el cielo de los genios por el máximo actor de todos los tiempos, Marlon Brando.
Otra merecida reminiscencia fue la de James Bond, con escenas de todos los actores que han interpretado al agente secreto más carismático de la historia, sus inolvidable autos, conquistas, armas, villanos y demás ingredientes que han confirmado una fórmula impecable.
Liza Minnelli al entregar el Oscar a la Mejor Película, su sola presencia en el escenario cuenta una historia sobre la participación de la mujer en el cine, más con la compañía de Lady Gaga, digna representante y, sin duda, líder en la materia.
Los granitos en el arroz para mi fueron dos.
La pésima selección de conductores, de todos los que llevaban el hilo no se hacía medio, faltos de gracia, acartonados, sin capacidad de improvisación y fofos en todos los aspectos.
La innecesaria botana de la que poco se ha hablado, en el momento que una de las conductoras Regina Hall supuestamente “catea” a Jason Momoa y Josh Brolin, subestimando la lucha que llevamos las mujeres durante siglos pidiendo respeto, con el discurso para visibilizar la violencia implícita, no me imagino si la broma hubiese sido al revés, o sea un hombre tocándole el cuerpo a dos actrices, habría sido como clara agresión sexual, lo que pedimos tenemos que dar y entender de una vez por todas que el respeto va y viene.
Si podía faltar y nos sorprendió a todos el incidente de Will Smith dejando su asiento para aventarle tremendo soplamocos en la cara al conductor Chris Rock, quien sin un gramo de sensibilidad hiciera una broma de pésimo gusto o más bien una franca ofensa a su esposa Jada Pinkett, en referencia a la alopecia que padece. No lo veo yo como una representación de machismo violento ni un acto patriarcal, simplemente como apoyo a ella y a cualquier persona que sea vulnerada por alguna condición física.
¿Estuvo bien o mal? Cada quien tiene el criterio propio para responder esta pregunta, para mí fue más que merecido.
Lo único que lamenté fue que le restara protagonismo al resto del evento, que este año a diferencia de otros tuvo cosas muy destacadas.
Solo a dos categorías le atiné y de verdad vi todas las películas participantes, ahora si me falló la puntería, ni por predicción ni por preferencia.
Merecido sin duda el premio a mejor dirección para Jane Campion y todos los reconocimientos al talento tecnológico y la inagotable creatividad de quienes realizaron Dune. Únicos premios con los que coincidí, bueno, y el de vestuario para Cruella, que es sencillamente espectacular.
Ya para terminar, y como es mi costumbre, debo jurar sobre la Biblia que este es el último año que pierdo mi tiempo viendo los Premios Oscar y que es sin duda la promesa que más veces he roto en mi vida.