La invasión de Ucrania, perpetrada por Rusia en las primeras horas del pasado jueves 24 de febrero, desató casi de inmediato diversas reacciones en el ámbito de la economía y el comercio mundiales, entre ellas, la caída de bolsas de valores europeas y asiáticas, el alza del precio del petróleo (el barril de crudo Brent que se extrae del mar del Norte, y es referente a nivel internacional, alcanzó y por momentos rebasó los 100 dólares) y el incremento del gas.
¿Qué otras consecuencias puede acarrear este conflicto armado en un mundo interconectado como el nuestro, especialmente si se extiende tanto en el tiempo como en el espacio?
Señala Genaro Beristain Aguilar, académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, y especialista en guerras y conflictos armados: “No dudo que el precio de las demás mezclas y el gas empiece a subir como resultado de una reacción natural de los mercados internacionales que durará mientras los países exportadores no compensen la falta de estos hidrocarburos provenientes de Rusia. Y es que, seguramente, otra de las sanciones que se le impondrá a Rusia será la suspensión de la compra de petróleo y gas provenientes de su territorio. Es importante destacar que Rusia es el segundo mayor exportador de petróleo y uno de los primeros cinco exportadores de gas a nivel mundial”.
Así pues, naciones como México y Venezuela, que son productores de petróleo y gas, se verán beneficiados al vender estos hidrocarburos en los mercados internacionales.
“En cuanto al petróleo, probablemente se estará vendiendo el barril en cerca de 100 dólares, y esto, por supuesto, incrementará el costo de los combustibles, lo cual se traducirá en un aumento del precio de los alimentos a nivel global. Cabe recordar que la mayor parte de la distribución de los alimentos se hace por medio de autotransportes, o sea, de camiones y tráileres que requieren gasolina o diésel para moverse”, añade Beristain Aguilar.
Desde Siberia
En opinión del académico universitario, si la comunidad internacional deja de comprar gas a Rusia, Europa se verá obligada a comprárselo a Estados Unidos, y como este país envía el gas en buques tanqueros, Europa tendrá que pagar hasta tres veces lo que paga por el gas ruso.
“Rusia sabe que puede sufrir un embargo de gas, sobre todo porque es dueño de gasoductos que atraviesan Ucrania antes de llegar a las naciones de la Unión Europea. Por eso se acercó a China, que tiene la capacidad de comprar la misma cantidad de gas que los países de la Unión Europea le compran a Rusia.”
Ahora bien, según las noticias que los medios de comunicación han estado divulgando, China no se sumará a las sanciones económicas de la comunidad internacional en contra de Rusia. Eso por un lado. Por el otro, en un mes o mes y medio se terminará la instalación de un nuevo gasoducto ruso que va desde Siberia hasta el norte de China.
“Si, en relación con este gasoducto, todo sale como está planeado y China le compra todo el gas que bombeará a través de él, Rusia tendrá la capacidad de aguantar durante varios meses, incluso años, las sanciones económicas que ya ha comenzado a imponerle la comunidad internacional.”
Para Beristain Aguilar, sin embargo, la puesta en funcionamiento del nuevo gasoducto ruso no hará que baje pronto el costo de los hidrocarburos; éstos se mantendrán al alza y el precio de los alimentos estará sujeto a lo que decida el principal exportador de granos del mundo, es decir, Estados Unidos.
“En otro escenario, si las fuerzas armadas ucranianas capitulan y el conflicto armado llega a su fin en los próximos días, dando paso a una etapa de negociaciones, los mercados regresarán poco a poco a la calma, el costo de los hidrocarburos disminuirá y el mercado se ajustará de manera natural a la falta de petróleo y gas rusos”, concluye.