Por. Ivonne Melgar
A juzgar por las condiciones de cada estado, los procesos y los nombres de los contendientes para 2022, Morena se hará de Oaxaca y Quintana Roo sin problemas; el PAN retendrá Aguascalientes con sus aliados y habrá competencia en serio en Durango, Tamaulipas e Hidalgo.
En materia electoral, sin embargo, nada está escrito. Porque en la disputa del voto, cuentan el ánimo del momento de ir a las urnas y los candidatos. Importan los estrategas, sean de comunicación o los que operan el gran día como acarreadores o malandros.
Y en el México de la autoproclamada Cuarta Transformación resulta determinante lo que decida el presidente López Obrador sobre los aspirantes encuestados con los que quiere que su partido gane o pierda.
Frente a este renovado presidencialismo, son relevantes las expectativas de los gobernadores que van de salida: algunos sueñan con una embajada o un cargo como Omar Fayad, Carlos Joaquín y Alejandro Murat o pasar desapercibidos en el futuro como José Rosas Aispuro. Son los menos quienes aspiran a seguir activos en la oposición. Acaso por ahora sólo Francisco Javier García Cabeza de Vaca, aún con el amago del desafuero y las patrañas de la UIF, es el único que no ha renunciado todavía a seguir siendo parte de la oposición.
Todos esos ingredientes, y el de la obligada paridad contarán en el saldo que tendremos el próximo domingo 5 de junio.
Sabemos, por ejemplo, que cuando llegó el momento de definir los géneros de las candidaturas en Morena, aunque la senadora Susana Harp tenía tan buenos números como Salomón Jara, se le sacrificó bajo el cálculo electoral pragmático de que ella no tiene una estructura territorial de trabajo político y él, además de contar con ese activo, como experredista y exsecretario general de Gobierno en los días del gobernador Gabino Cué, en protesta por una derrota interna sí sería capaz de descomponerles el estado.
Lo contrario pasó en Durango: José Ramón Enríquez
–que dejó en 2020 la bancada de Movimiento Ciudadano para pasarse a Morena– superó en números a la expresidenta municipal de Gómez Palacio, la expriista Marina Vitela. Pero la cercanía de Enríquez con el presidenciable Ricardo Monreal, jefe de la bancada morenista en el Senado, lo hizo sacrificable, cuando en Palacio Nacional decidieron que era preferible perder ahí que arriesgar Oaxaca.
Y es que hay entidades que valen más votos que otras. Y los resultados de 2022 serán determinantes para la disputa en el Estado de México y en Coahuila en 2023 y, por supuesto, en la definición de los presidenciables y las fuerzas que habrán de postularlos en 2024.
Por lo pronto, independientemente del marcador que tendremos dentro de cinco meses, hoy sabemos que, bajo la 4T, la charola se le sigue pasando a los empresarios y que ellos le entran al apoyo plural, siempre y cuando eso no sea mal visto en Palacio Nacional.
Así que, en las contiendas cerradas, el respaldo del poder económico podría ser un factor, al grado que por eso el raid del avión privado que en 2021 recibió el expriista Julio Menchaca Salazar, en vez de sacarlo de la jugada, se convirtió en un plus para desplazar al resto de los participantes de la encuesta, algunos de ellos formados políticamente en Morena, pero sin los contactos del senador y expresidente del Tribunal Superior de Justicia, a quien también se le considera muy cercano al actual gobernador.
Sabemos, por lo tanto, que Morena prefiere registrar a expriistas con pecadillos que a sus cuadros emergentes o a personajes de trayectoria propia, como el doctor Enríquez y Susana Harp, quienes se han inconformado con las encuestas, evidenciando el uso discrecional que de ese método de selección se hace en el partido en el poder.
Pero hay que decirlo: a estas alturas del sexenio es más que evidente que la demoscopía morenista es tan flexible como lo solicite su fundador.
Está confirmado que Movimiento Ciudadano continúa en su estrategia de ser el tercer tirador con fichajes competitivos como en 2021. Y que en Hidalgo le puede quitar votos a Morena con el cantante Francisco Xavier Berganza, maltratado por la encuesta morenista en la primera selección.
Y aunque las suspicacias de un potencial Primor rondan siempre a la coalición Va por México, en este arranque de año sus integrantes han decidido pelear juntos para garantizar su sobrevivencia en cuatro entidades, toreando los efectos electorales que conlleve la revocación de mandato, el 10 de abril, y afrontando conjuntamente en la Cámara de Diputados y en el discurso de campaña el manejo de la reforma eléctrica.
La secretaria general priista y diputada Carolina Viggiano en Hidalgo; la diputada panista y exalcaldesa de Aguascalientes, Tere Jiménez; el priista y exalcalde Esteban Villegas, en Durango, y el panista César Augusto Verástegui Ostos, El Truco, hasta ayer secretario de Gobierno de Cabeza de Vaca, son los perfiles que este año aglutinarán los esfuerzos electorales del PAN, PRI y PRD, un bloque que sin triunfos en 2022 difícilmente podrá seguir hablando de un viaje común hacia 2024.