Detrás de algunos tipos de violencia que se viven en el país como los feminicidios, homicidios y la violencia sexual, se encuentran problemas de machismo o masculinidad tóxica, que tienen sus bases en mensajes culturales errados relacionados con el poder y lo que significa ser hombre.
Lo anterior, de acuerdo con el académico de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) Unidad León, de la UNAM, Gonzalo Soltero, quien junto con egresados de la licenciatura en Desarrollo y Gestión Interculturales de esa entidad académica, brindan talleres de masculinidad a jóvenes en conflicto con la ley -quienes se encuentran en centros o comunidades de tratamiento especializado- en la Ciudad de México y en León, Guanajuato.
A partir de actividades artísticas y culturales, como la proyección de películas o la discusión de piezas musicales, entre otras, promueven que cuestionen la masculinidad tóxica o violenta, que expresen sus emociones, así como generar empatía con las víctimas de la violencia. “La idea es, justamente, tratar de romper el molde de masculinidad hegemónica”, señaló el doctor en Estudios de Política Cultural.
En la sociedad, el sexo masculino tiene “encargos” o “mandatos” relacionados con la autonomía, el ser autosuficiente y no buscar ayuda o no expresar emociones, “ser duros”; así como con la promiscuidad y la hipersexualización, explicó.
Estos talleres, agregó, son una estrategia conjunta entre la ENES León y la Universidad de Warwick, Gran Bretaña. También forman parte del Banco de Proyectos de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Su objetivo es conocer las percepciones que los participantes tienen sobre la familia, la sociedad; además se discute qué es un hombre, cuándo se formaron como tal y qué los hace más hombres.
¿Qué es ser hombre?
Las respuestas de los participantes están enfocadas a la pauta de la masculinidad hegemónica. Ser hombre se relaciona con una persona de clase media o alta, generalmente blanca, proveedora de su familia y que tiene poder, destacó el experto universitario.
“Nos llamó mucho la atención que es personificado como un arquitecto, un profesionista exitoso. También existe mucha presión de que sea proveedor, muchas veces esto acaba fomentando la violencia pues tenemos condiciones estructurales que no facilitan a los hombres cumplir este rol, ante el desempleo, malos salarios, jornadas muy largas y puede facilitar, por ejemplo, tratar de tener capital, a través del crimen”, indicó.
Tras múltiples dinámicas y la aplicación de cuestionarios, los universitarios detectaron que para los participantes el inicio de ser hombre se da con el comienzo de la vida sexual e intervienen dinámicas de acumulación.
Un poco a la conclusión que llegamos es que lo que hace más hombre a un varón tiene que ver con esta acumulación de cuerpos que se van dejando, ya sea de parejas sexuales, o incluso como de rivales. “Es mucho esta idea que nos acompaña desde las civilizaciones guerreras”, enfatizó.
También se relaciona con tener hijos “regados”, pues la fertilidad se entiende como una carta de masculinidad para ser aceptado, mostrar qué tan hombre se es.
En contraste, no lo es quien se parece más a una mujer; es decir, lo femenino no puede ser masculino, y existe la idea de que es poco hombre quien las agrede o no las defiende. “Esto es interesante porque hay una noción de valores que no se cumplen y, en algunos casos, pueden ser las razones por las que estos jóvenes están en los centros”, añadió Gonzalo Soltero.
Buscar la equidad
La Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible de la ONU incluye, entre sus objetivos, lograr mayor equidad hacia las mujeres. “Nos parece claro que hasta que no podamos ir eliminando ese machismo en la sociedad mexicana, va a ser muy difícil lograr esta equidad”, sostuvo el experto.
Aclaró que no es en sí misma la masculinidad la que esté mal, sino la violenta, machista que se relaciona con el acoso, la discriminación, la violencia de género y no es tan sencilla de modificar.
Otro de los Objetivos tiene que ver con la reducción de las desigualdades, razón por la cual junto con su equipo trabaja en sensibilizar a los asistentes a los talleres respecto a que hay otras maneras de ser hombres y no lleva a una afección.
“Este modelo de masculinidad (machista, tóxica) es el que nos quita varios años en la esperanza de vida a los hombres frente a las mujeres y tiene que ver con retos que, a veces, pueden ser letales; tiene que ver con esta presión de autonomía que lleva al consumo de alcohol, tabaco y otras drogas que pueden traer esta pérdida de años de vida y que contribuyen hasta al suicidio”, recalcó.
Al concluir, Gonzalo Soltero expuso que con estos talleres también se busca contribuir a la paz, la justicia y promover el fortalecimiento de las instituciones sólidas y el respeto al Estado de Derecho, lo cual contribuye a reducir el nivel de violencia y las tasas de mortalidad.