«CEREBRO 40» 2021, un año defectuoso y sin garantía - Mujer es Más -

«CEREBRO 40» 2021, un año defectuoso y sin garantía

Por. Bárbara Lejtik

&@%#¥ diciembre, de por si lo odio, no sé qué tiene este mes que me estresa tanto, podría echarle la culpa al tráfico, el exceso de gastos innecesarios, los villancicos que me chocan, el desmedido y voraz consumismo del que sin duda soy digna y activa cliente VIP.

Es mucho más que eso, es esta necesidad de hacer un forzoso corte de caja, revisar pendientes, palomear ya no digas tú logros o resultados, días completos sin hacer una estupidez por lo menos.

Vivir es lo más complicado que tiene la vida, lo dice Alejandro Sanz y yo suscribo convencida.

Un día cualquiera tiene sus claroscuros, pero los días de diciembre se las arreglan para enloquecer al más taimado.

Cada que alguien menciona mi nombre es para notificarme una nueva avería doméstica o laboral, se descompuso la puerta, la lavadora, el internet y la lámpara de la entrada hace un ruido muy raro, se acerca Francis sospechosa y ya no quiero ni saber qué me viene a decir, con cara de regente de la Ciudad de México le pregunto:

¿Ahora qué?

Al parecer algo muy grave está a punto de suceder en el subsuelo de esta su humilde casa, el diagnóstico del plomero es terrorífico, la raíz del hermoso árbol que da identidad a nuestra casa rompió la tubería y se tapó el drenaje, por un momento pienso que es una broma, luego recuerdo a tantas personas damnificadas que veo en las noticias durante las inundaciones propias del año y me siento fatal por no haber sido empatice en su momento y aunque fuera rezar por ellas. Si es como una de las cosas peores que puede uno escuchar, después de quedarme muda de espanto y ante los ojos inquisitivos de Francis me queda claro que soy yo la que lo tiene que resolver y trato de recordar en qué estaba pensando la última vez que dije que yo no necesitaba un hombre en mi vida.

Google me demuestra que es un problema más o menos común ya que hay diversas compañías que lo pueden solucionar, llamo a la que me parece más seria o por lo menos con mejor presentación, y me ofrecen que a cambio de una nada módica cantidad vendrán a desazolvar el drenaje.

Soy el tipo de persona que en las adversidades toma una posición combativa aunque cuando todo pase me desguance como engrudo mal preparado por una semana entera, pero en el momento estoy alerta y al pie del cañón.

Para no hacer el cuento más largo llega el dichoso camión cual tanque de guerra a evitar que salgamos volando en una erupción nunca antes vista y de la cual prefiero omitir detalles.

Estoica con todos mis gatos rodeándome observo el trabajo, el encargado a quien yo en su momento veo más poderoso que Thor me notifica que la situación es más grave de lo que pensaron, y que hay que hacerle no sé qué al registro y que me va a costar el doble de lo que habíamos acordado, para esos momentos yo ya no tenía criterios para discutir y mucho menos para regatear el pago.

Dos horas después hay un hoyo en el piso y otro más grande en mi cartera.

La vida sigue como si nada hubiese pasado y los adolescentes que aquí pernoctan y que me llaman madre o Bárbara cuando están de buenas tienen planes para salir y esperan ajenos al problema que se acaba de vivir en el patio de la casa por el que salieron hasta dinosaurios, que yo como si nada hubiera pasado, haga caso omiso de mis quebrantadas emociones y los lleve, los financie, pase por sus amigos y después los recojo.

En ese momento me doy cuenta que he hecho tantas cosas en el día que sigo en pants y tenis y con una desastrosa cola de caballo, que es viernes y que hace muchos viernes que yo no tengo ni medio plan.

Lo confieso, en estos momentos es cuando me siento un tanto desolada y si tú te sientes igual que yo, te propongo formar un grupo de apoyo de madres de adolescentes, en el que nos desahóguenos, bebamos vino y tomemos turnos para quejarnos de la vida.

Podríamos reunirnos los viernes y tener un nombre, algo así como: “MADRES NERVIOSAS Y DESESPERADAS ANÓNIMAS”.

Toca hacer tiempo para ir por las criaturas, decido darme un baño caliente y escuchar música, pero ahora resulta que todas las canciones hablan de amor y pareciera que en este momento todo el mundo tiene una ilusión menos yo, esto de ser “foreveralone” en diciembre no reditúa tanto.

Escribir es la única manera que encuentro para exorcizarme.

Me pregunto si habrá alguna compañía que desazolve el alma y saque a presión todos los sentimientos negativos que se han ido acumulando, todos los desengaños y las tristezas que se pegan en el corazón y que a veces oprimen demasiado.

Diciembre es un mes todo menos amable, este año ha sido como un “callcenter” que no ha hecho otra cosa que atender incesantemente quejas y problemas.

Pero aquí seguimos, parando balones solos en la portería con una defensiva que no coopera en nada.

Related posts

RIZANDO EL RIZO: ¿El Retorno a la Barbarie?

EL ARCÓN DE HIPATIA: Partido de Acción Patriarcal

Pese a discurso presidencial, PEF 2025 contempla menos gasto en política de género, primera infancia y cuidados